por Blanca Rosa Jiménez Villaseñor
Abordaremos la festividad de este día, tan deseado por muchas madres que esperan ser festejadas por sus hijos, pero que también puede ser peor que cualquier otro por el trabajo que les representa a éstas madres sufridas y abnegadas, todo eso, lo hacen con mucho cariño y emoción, pues su premio será recibir a sus hijos y familiares…
Pero, ¿de dónde viene esta tradición y cómo se ha transformado a través del paso del tiempo?
Se los comentaré brevemente. Las madres, en épocas muy lejanas, como 6,000 años a.C., eran muy respetadas y le tenía un gran reconocimiento toda la comunidad primitiva, ya que era un sistema de matriarcado donde la mujer era la que llevaba la rectoría y la economía de la casa, y el hombre era el que proveía de víveres a la familia, sus tareas estaban bien definidas para cada uno.
También nos cuenta la mitología griega que a REA (la madre de Zeus, Poseidón y Hades) se le rendían honores durante tres días, llevándole ofrendas.
En la época del cristianismo, donde la única madre que se festejaba era la madre de Jesús, o sea, la Virgen María, siendo la fecha elegida el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción, que posteriormente la adoptan los católicos para festejar a las madres.
En Inglaterra también festejaban a la Virgen, por el año 1600, le llamaban el domingo de las madres, donde les daban el día a todos los que trabajaban en las casas de los amos, para que lo pasaran con sus madres.
Con estos antecedentes vemos que un factor determinante en un inicio fue la división del trabajo, que era muy equitativo y respetado, tanto para la mujer como para el hombre.
Pero ya en la época donde el modo de producción cambia y ya la mujer está relegada a un plano ínfimo se le empiezan a dar otros valores mitológicos y abstractos a la madre (pero de los dioses), por lo que para valorarla en algún momento, se crean estos homenajes.
Sigue evolucionando la sociedad y llega el cristianismo, en el cual a la madre de Jesús, no solo se le festeja por este hecho, sino que además se le suman conceptos que habrán de pasar al resto de la historia como la madre que sufre con resignación y paciencia y espera abnegada su destino (esto como un haz de luz que irradia a todas las madres por la eternidad). Esto es apoyado por la iglesia y la clase dominante, para mantener esta posición de sumisión de la mujer.
Pero algo cambió en la época de mediados del siglo XIX, donde el liberalismo está en todo su apogeo y la sociedad se ha transformado, tanto para los hombres como para las mujeres trabajadoras, sobre todo en Estados Unidos, el cual destaca por ser un país totalmente capitalista y donde las fuerzas productivas se han desarrollado ampliamente.
Es en este país, donde sobresale un personaje, Julia Ward (1819-1910), famosa activista y escritora, defensora de los derechos de las mujeres en el contexto sociopolítico del sufragio femenino, abolicionista, también defendió la paz universal, la libertad de los rusos y los armenios (en las guerras turcas), etc. Estuvo formada con las teorías liberales de la época (como pocas mujeres), pero por azares del destino no se libra de la condición por la que pasan muchas de las mujeres (de sumisión al marido), ya que su esposo resultó ser un típico hombre machista que la limitó en todo su desarrollo, incluso del manejo de sus propios bienes, hasta que se divorció de él.
Escribió el poema titulado:
“Proclama del día de las madres”
¡Levántense, mujeres de hoy!
¡Levántense todas las que tienen corazones, sin importar que su bautismo haya sido de agua o lágrimas!
Digan con firmeza: Nuestros maridos no regresarán a nosotras en busca de caricias y aplausos, apestando a matanzas.
No se llevarán a nuestros hijos para que desaprendan todo lo que hemos podido enseñarles.
Julia influyó en muchas mujeres entre ellas en Ann Marie Reeves Jarvis (1832-1905), que también fue activista social, quien organizó a las mujeres en la Guerra Civil de Estados Unidos. Tuvo una hija, Anna Jarvis, que quiso —conmemorar a su madre y su trabajo social, proponiendo el 10 de mayo— (ya que había fallecido el 9 de mayo de 1905), para que hubiera un día al año donde —se reconociera el trabajo de las madres luchadoras— en lo general.
En 1914 el presidente de los Estados Unidos Woodrow Willson, declaró oficialmente el segundo domingo de mayo como el Día de las Madres y a partir de ese año, pero aludiendo al papel de la mujer —en la familia— que cambió el concepto original que había propuesto Anna Jarvis.
Así dio inicio el Día de la Madre y su comercialización.
En México, se conmemora a partir del 10 de mayo de 1922, siendo Rafael Alducin Bedoya (periodista y fundador del Excélsior) con apoyo de José Vasconcelos, pero en oposición a las ideas de educación y liberación de las mujeres, por lo que realmente se disfraza como un festejo comercializado y alejado de su verdadero concepto de la mujer luchadora.
Por eso estimados lectores hay que tener mucho cuidado cuando festejemos este día, para no caer en esa idea consumista que es la que buscan las oligarquías para mantenernos distraídos.
