REPARTO DEL PASTEL MUNDIAL DEL IMPERIALISMO

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por Luis de Luna Mendieta

El tema al que nos vamos a referir en este espacio de El Tribuno, no es raro para nosotros, ya que vamos a seguir haciendo alusión a “Los Imperios y el Imperialismo”, que nos permite identificar a esos grupos sociales que son dominantes y que imponen sus intereses a los débiles y dependientes, a través del sometimiento militar, económico o ideológico, amparados en una doctrina siempre ad hoc con ellos, legitimándose para actuar con toda impunidad.

Esto ha sucedido entre las comunidades en el mundo a partir de que aparecen las clases sociales y por lo tanto “la explotación del hombre por el hombre” y en donde los imperios, ejercen su poderío en favor de la clase que rige en ese contexto social. Así sucedió en los imperios egipcios, griegos, romanos, españoles, etc.

Ahora bien, si nos ubicamos en la sociedad moderna, (es decir a partir del siglo XVIII, hasta la fecha), la sociedad sufre grandes transformaciones que parecerían definitivas para la humanidad, con conceptos como: el respeto a los valores del individuo, la libertad de la persona, la igualdad entre todos sus integrantes, la ley como fuente de justicia, la propiedad privada, etc., nos hace suponer, que ya no son necesarios cambios sociales mayores, por lo que únicamente hay que esperar a que se apliquen correctamente estas medidas para llegar a la felicidad.

Es evidente que lo anterior es falso, que a partir de esa fecha, las sociedades están dominadas por los intereses de grupos económicos privados que representan “el imperio capitalista” y que se aplica en todo el mundo por igual, es decir, de manera global. El enemigo por tanto es el “Sistema Capitalista” convertido en imperio. Pero si queremos conocerlo y a su vez entender sus diferencias históricas con otros imperios, los invito a que hagamos un recorrido por el siglo XIX y principios del XX para conocer su trascendencia e importancia.

Como todos sabemos, “el capitalismo” es un sistema que va cambiando de acuerdo con las condiciones y desarrollo generados en cada sociedad, razón por la que sus manifestaciones son diferentes, tanto en tiempo como en su evolución.

Por ejemplo, La Revolución Industrial, que representó un parteaguas histórico y la consolidación definitiva del capitalismo en el mundo, pues al sumar la máquina de vapor a la actividad productiva, se suma una herramienta eficaz que aporta velocidad a los procesos productivos. Este elemento ocasiona el ascenso definitivo de la burguesía al poder económico, político e ideológico en la sociedad.

Hay algunos eventos significativos que enmarcan este proceso como: La Independencia de los EE.UU., La Revolución Francesa, de finales del siglo XVIII que desatan una ola de cambios sociales durante el Siglo XIX. Pero este fenómeno, también afecta al Continente Americano, ya que los dominios del Imperio Español se desquebrajan y buscan su independencia basados en las modernas ideas del liberalismo y de la república, para incluirse así en el nuevo orden mundial. Esto mismo sucede con comunidades importantes en: Asia, Medio Oriente y África, quienes se suman a esta nueva corriente.

Recordemos además que desde el siglo XVII, ya habían empezado a crecer otras potencias, como: Inglaterra, Francia, Holanda, que le disputaban a España y Portugal, territorios y mercados a nivel mundial, basadas en el incipiente concepto capitalista llamado mercantilismo.

Pero como el Capitalismo no es estático, a finales del siglo XIX, entre los años de 1873 y 1914, suceden nuevos cambios dentro del propio sistema, que resultan determinantes en el mundo. Los países industrializados se dan cuenta de que la competencia es cada vez mayor y más férrea entre ellos, por lo que salen a buscar nuevos territorios que les garanticen un mayor número de espacios para abastecerse de: las materias primas que requieren para aprovisionar su industria, incrementar el número de consumidores exclusivos para sus productos en sus zonas de dominio y lo más importante, obtener mano de obra barata que les garantice las ganancias a las que aspiran.

Por ello deciden repartirse el mundo, siendo los territorios de África y Asia los más apetitosos para los países europeos y en donde Inglaterra y Francia llevan la vanguardia, por lo que controlan la mayoría de ellos. Pero en esta arrebatinga participan también otras potencias, aunque de menor dimensión como: Holanda y Bélgica, quienes quieren también una tajada de ese pastel. Por su parte los antiguos imperios como: Portugal, España, Austria, Rusia y los Otomanos, quienes cuentan todavía con una presencia significativa sobre ciertas tierras importantes, quieren aprovechar esta coyuntura, a sabiendas de que han perdido capacidades competitivas en el dinámico mundo capitalista.

Pero hay también, otro grupo de países nuevos y modernos, con capacidad de competencia real con las potencias hegemónicas principales que demandan una participación seria en ese orden mundial, entendiendo que tienen capacidades para lograrlo, compuesto por países como: Alemania, exigiendo espacios en: África, Europa y Asia; Japón, cuya influencia y control se dio en Asia y los Estados Unidos, controlando principalmente toda América.

Ahora bien, debemos ubicarnos en las razones que experimentó el capitalismo para que se dieran estos cambios. Es claro, la forma de obtener ganancias por las empresas cambia. Esta es la época de los monopolios, en donde las empresas grandes se comen a las pequeñas, provocando enormes concentraciones de capital, las que quedan cada vez en menos manos. Esto ocasiona que los países que representan los intereses de estas empresas, ejercen un dominio total en la sociedad mundial. El mundo se ha transformado, ahora el capital financiero toma preponderancia sobre el industrial, lo que provoca que los bancos crezcan y empiecen a especular con las inversiones, a controlar y orientar estas en los países que son de su esfera de dominio.

Hay que recordar que la visión del capitalismo “es la ganancia”, por encima de todo, lo que lo convierte en un sistema, explosivo, innovador, pero injusto y anárquico, por lo que sus efectos en la sociedad provocan grandes avances y descubrimientos que se presentan en esta etapa de manera explosiva. Hay claros ejemplos de ello que nos permiten entenderlo como: en el transporte, con: el ferrocarril, el barco, el autotransporte, que hacen eficiente el traslado de mercancías. También se desarrollan nuevas formas energéticas: el petróleo, la electricidad que respaldan los procesos productivos, pero también, favorecen la vida social. Se crea un avance descomunal en las comunicaciones con el telégrafo, teléfono, la comunicación intercontinental por cable, etc.

El impacto de este proceso provoca el cambio en todas las actividades sociales, quienes manifiestan su adaptación a ellas, hay cambios en todos los ámbitos de la vida, se refleja en cada día más productos de consumo, pero como la producción no obedece a motivos sociales sino particulares, la necesidad por conquistar a los consumidores se vuelve compulsiva, lo que ocasiona una fuerte disputa por los mercados. Esta competencia irreflexiva lleva a la confrontación de las grandes potencias, quienes resuelven que la única forma de dirimir sus conflictos es a través de las armas, preparando así el escenario para confrontaciones de orden mundial. Esta es la causa que genera la Gran Guerra de 1914, que enfrenta abiertamente a las potencias nuevas y viejas por la conquista de esos mercados.

Pero hay un nuevo invitado, inesperado, que sorprende a todos los participantes imperialistas que los hace recular, la creación “del primer país Socialista, La URSS”, que provoca detener la Guerra y hacer frente común contra él. Pero también hay cambios en el orden imperialista, nuevos países se empoderan como los EE.UU., quien se convierte en la primera potencia mundial capitalista.
Aunque en El Tribuno ya hemos abordado estas conflagraciones mundiales, sirva este artículo para remarcar que su origen es producto de las propias contradicciones que genera el Sistema Capitalista.

Para los efectos de este artículo hay que resaltar que el reparto del mundo por parte del capitalismo fue un hecho cínico y trascendente, en el que debemos de poner mucho cuidado y atención para entenderlo y manejarlo. Mientras tanto, los invito a seguir analizando estos fenómenos que tanto interés nos proporcionan.

 

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