por José Refugio Torres
Para comprender el proceso independentista de las colonias españolas en América a principios del siglo XIX, referiremos que éstas se dieron en el contexto internacional de decadencia del feudalismo, por un lado, y por otro, el empuje del capitalismo, sustentado en las ideas de la ilustración y del liberalismo económico y político. De igual modo, ejercieron gran influencia en la liberación de las colonias españolas, tanto la independencia de las 13 colonias inglesas en 1776, como la Revolución Francesa de 1789.
Cabe mencionar que a las ideas de la ilustración y del liberalismo, económico y político, sólo reducidos grupos de personas tuvieron acceso a ellas: los criollos, algunos de los cuales habían prosperado como agricultores, ganaderos comerciantes, mineros, etcétera. Sirviendo para tal propósito la prensa de esa época que fungió como vehículo de difusión de dichas ideas.
De esta manera algunos de los criollos, como Simón Bolívar, a través de los viajes al extranjero, conocieron directamente los hechos sociales que se estaban dando en el viejo continente.
Debemos mencionar que la invasión de Napoleón a España, para hacer abdicar al Rey Fernando VII y colocar en su lugar a su hermano José Bonaparte, fue un hecho fundamental que aceleró el proceso de las luchas insurgentes para la emancipación de las colonias españolas en América.
El vacío de poder, generado por la abdicación de Fernando VII, motivó a los grupos de criollos en los 4 virreinatos, para luchar por la independencia, bajo el argumento de no reconocer a un rey usurpador (José Bonaparte); ya que si el Rey Fernando VII era el soberano, a falta de este, la soberanía regresaba a su titular original: el pueblo, y por tanto, el derecho legítimo de formar Juntas de Gobierno en las ciudades principales de las colonias españolas en América, las cuales se generalizaron en 1810.
Es así como da inicio la gesta libertaria en el virreinato de la Nueva España (1535–1821), liderada por Hidalgo, Allende, Morelos y demás insurgentes, que junto con el pueblo lucharon por independizarse de la corona española. Al momento de su independencia, en 1821, el virreinato de la Nueva España estaba integrado por los actuales países: México, Guatemala, San Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Cabe decir que la guerra en la Nueva España debilitó el interés de la corona española por Centroamérica, razón por la cual las élites locales se inclinaron por la independencia, lográndola juntos y separándose 2 años después, en 1823.
El virreinato del Perú (1542–824) tiene sus propias particularidades, las que consisten que, en un principio, su territorio comprendía casi toda América del Sur, sufriendo 3 importantes mermas, ya que en 1717 se creó el virreinato de Nueva Granada al norte, y en 1776 se formó el virreinato de Río de la Plata al sur. Al mismo tiempo el virreinato del Brasil extendía sus fronteras tomando territorios de la Amazonia. El líder independentista del Perú fue José Francisco de San Martín y Matorras (militar y político Argentino); pero también libertador de Argentina y Chile, una de las dos figuras más trascendentes de las guerras de independencia, junto con Simón Bolívar.
Sin dejar de mencionar que el reino de Chile formaba parte de Perú, y cuyo líder también era Bernardo O´Higgins.
El virreinato de Nueva Granada (1717–1819), integrado en esos tiempos por lo que hoy es Colombia, Venezuela y Ecuador, siendo su principal dirigente independentista, Simón Bolívar; el cual al consumar la independencia, forma un gran país (La Gran Colombia), siendo su gran sueño que toda América Latina formara una gran nación. Agregando a Panamá y también a la República Dominicana (al separarse de Haití).
El virreinato de Río de la Plata (1776–1810), se forma para contener los deseos de Inglaterra de romper el monopolio colonial español en América del sur; integrado por lo que hoy son: Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia y parte de Brasil, fue uno de los virreinatos que primero logró su independencia el 25 de mayo de 1810, al convocar a cabildo los criollos y proclamar bajo el mando del General Manuel Belgrano el fin del virreinato.
Por último, cabe mencionar que el apoyo de Inglaterra y los Estados Unidos, fue decisivo en esta lucha de las antiguas colonias españolas por su independencia. Dado que el presidente Monroe proclamó en 1823 la Doctrina Monroe, contra cualquier intervención europea en América de tipo colonizador o imperialista; en 1825 el ministro inglés Canning reconoció la plena soberanía de las naciones hispanoamericanas.
