por Irma Martínez Ledesma
Iniciaré con una célebre frase del Profesor Othón Salazar Ramírez:
“Si mañana fuera el último día de mi vida, las horas que me restan las entregaría a poner mi granito de arena en la tarea gigantesca de lograr que resurja la izquierda revolucionaria en el país”
Pero ¿quién era Othón Salazar Ramírez? Fue un profesor normalista rural egresado de la Normal de Ayotzinapa y de la Escuela Nacional de Maestros.
Su condición humilde lo hizo entender que la educación pública representaba el vehículo ideal para que los normalistas adquirieran una conciencia crítica de la problemática social y con ello orientar su trabajo hacia “una misión libertadora”, enseñando que la desigualdad es el origen de los problemas sociales (pobreza, falta de justicia, de trabajo, etc.). Con esta visión se convierte en un destacado líder estudiantil inicialmente y con posterioridad en dirigente magisterial, lo que lo lleva a encabezar un movimiento trascendente “El Movimiento Revolucionario del Magisterio”, MRM, para enfrentar al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, SNTE, organismo que se había convertido en un claro súbdito del Estado, identificado como Charro.
La coyuntura se presenta en 1958 a través de un movimiento de masas que pretendía defender los derechos de los trabajadores como: democracia sindical, incremento salarial, mejores prestaciones, etc. Esto no es bien visto por el Estado y es brutalmente reprimido en complicidad con los grupos de choque de los charros sindicales.
Debemos recordar que es en este período de la historia de México, posterior a la Segunda Guerra Mundial, cuando se presentan en diferentes grupos de la población trabajadora, manifestaciones similares de descontento como: el de los ferrocarrileros, el de los médicos, los campesinos, e incluso estudiantil, que ya reflejan el malestar social por el férreo control del estado sobre ellos, a través de sus esbirros charros.
El Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM), representa una corriente de pensamiento sindical diferente, comprometida con fomentar un cambio en la sociedad que reflejara las nuevas necesidades de los trabajadores.
También debemos ubicar que en el ambiente internacional se estaba efectuando una gran conflagración “La Guerra Fría”, ese enfrentamiento ideológico entre los dos sistemas antagónicos en el mundo: el Socialismo y el Capitalismo, y México no es ajeno a él, razón por la cual, el MRM, es catalogado como un reflejo de ello al identificarlo con la intención comunista por desestabilizar al gobierno, y es por eso que durante la administración de Adolfo Ruíz Cortínez el gobierno manifiesta diferentes caras al tratarlo.
Inicialmente, concilia con los maestros y les otorga beneficios, pero al ascender el tono y tamaño de las demandas tiene que recurrir a la represión y Othón Salazar y otros líderes son detenidos, encarcelados y torturados, argumentando supuestas conexiones con fuerzas exóticas y extranjeras (comunistas), pero gracias a las múltiples movilizaciones sociales se consigue su liberación.
Así el MRM se convirtió en uno de los blancos preferidos del gobierno, al grado de asociarlo abiertamente con todo tipo de corrientes, aunque fueran antagónicas entre sí, haciendo esto con el apoyo de los medios de comunicación como el Excélsior, diciendo: “El fascismo rojo en la huelga escolar”, “en el movimiento othonista anda la mano rusófila; si no se arroja de la educación pública a los sovietófilos, no habrá nada capaz de normalizar perdurablemente la situación en ella”.
También es verdad que el movimiento va madurando y creciendo con el tiempo, por la cual hace planteamientos y modificaciones pedagógicas serias desarrolladas por región, entendiendo el mosaico cultural del país y las variantes educativas que esto implica, intentando dotar a los profesores y a los alumnos de mejores herramientas formativas.
Diseñó y aplicó la Plataforma Programática con diversos proyectos de transformación educativa. Estas medidas tuvieron influencia en algunas zonas, aunque debemos decir que fue obstaculizada permanentemente por las autoridades educativas. Así, el gobierno estaba decidido a frenar la disidencia magisterial a toda costa. También apoyó el sindicalismo independiente con el fin de debilitar la participación corporativa con la que el gobierno seducía a los dirigentes sindicales.
Por eso, hoy nos parece importante dedicar este espacio a los maestros y su lucha, pues consideramos que constituyen un ejemplo de compromiso y abnegación, además de que sirvan de inspiración, a todos aquellos docentes que sienten que su verdadero compromiso hacia la sociedad es la formación de crítica de los ciudadanos, de la que ellos son un factor importante para formar personas comprometidas con su clase, que se conviertan en el motor de su comunidad, que desarrollen una sensibilidad social identificando las verdaderas necesidades del pueblo y que estén bien preparados para enfrentar las responsabilidades del futuro, ya que son los transformadores de una clase social sin abuso ni explotación del poder.
