La Producción de Bienes Materiales: Base de la Vida en Sociedad

Es importante y necesario conocer el proceso de producción de los bienes materiales y los elementos que en él intervienen, pues es precisamente en dicho proceso en donde podemos encontrar las fuerzas determinantes de todo desarrollo social.
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por Antonio Tovar León

Al estudiar la historia de las sociedades podemos observar que éstas no permanecen estáticas y sin cambios, por el contrario, podemos percibir las modificaciones que en ellas se operan, el progreso y desenvolvimiento que ocurre en forma constante. Así, por ejemplo, podemos ver las transformaciones de las sociedades primitiva, esclavista, feudal y de la actual sociedad burguesa. Pero ¿qué es lo que motiva dichos cambios? Al respecto se han formulado toda una serie de criterios, entre los cuales podemos señalar los siguientes:

Los representantes de la religión, durante muchos siglos, han venido sosteniendo la idea de que el progreso de una nación depende de la voluntad divina. Sin embargo, la ciencia y la práctica han demostrado que no hay fuerzas sobrenaturales y que los fenómenos naturales pueden ser explicados perfectamente de manera científica.

Muchos hombres de ciencia, representantes de la burguesía, pretenden explicar el desarrollo y desenvolvimiento de las sociedades a partir de las condiciones naturales con las que cuentan (clima, suelo, recursos, etcétera).

Es cierto que las condiciones y recursos naturales con las que cuenta un país son importantes para el desarrollo de una nación, pero no son un factor decisivo. Por ejemplo: A lo largo de tres mil años se han sucedido en Europa tres regímenes sociales diferentes y en Europa Central y Oriental se han registrado cuatro y, sin embargo, las condiciones geográficas han sufrido cambios muy leves que la geografía apenas si los registra.

Algunos otros suponen que el curso de la historia depende de la voluntad de ciertas personalidades eminentes: estadistas, jefes militares, reyes, etcétera. Pero, en realidad, dichas personalidades lo único que pueden hacer es acelerar o retardar el advenimiento de uno u otro acontecimiento, pero nunca desviar el curso de la historia.

Si ninguna de las anteriores afirmaciones satisface nuestra inquietud de conocimiento ¿cuáles son, pues, las fuerzas que impulsan a las sociedades a desarrollarse y cambiar?

Para poder responder a la pregunta anterior debemos partir del común denominador de las sociedades, de las premisas reales que las integran, y estas son, según Marx, “de la existencia de individuos reales, su acción y sus condiciones materiales”.

En efecto, todas las sociedades están conformadas por seres humanos vivos y, además, sabemos que los hombres para poder conservar su ciclo vital necesitan alimentos, vestido, vivienda, etcétera, y para poder disponer de dichos bienes primero tienen que producirlos, es decir, tienen que trabajar. El trabajo, por tanto, “es la condición básica y fundamental de toda vida” según F. Engels.

Por consiguiente, es importante y necesario conocer el proceso de producción de los bienes materiales y los elementos que en él intervienen, pues es precisamente en dicho proceso en donde podemos encontrar las fuerzas determinantes de todo desarrollo social.

Antes de comenzar a explicar el proceso de producción de bienes materiales debemos dejar señalados los dos aspectos de la sociedad y cuál de estos es el determinante, el dominante. La sociedad antes que todo tiene dos aspectos: uno material y otro social o espiritual.

Una vez señalado lo anterior, procedamos a explicar el proceso productivo y los factores que en él intervienen, estos son: el trabajo, los medios y los objetos de trabajo.

Ahora bien, ¿Qué debemos entender por trabajo?

El trabajo es la actividad del hombre, instintiva o racional, encaminada a la apropiación de los frutos de la naturaleza, o a la transformación de los elementos naturales en satisfactores. El hombre procede sobre la naturaleza, proveedora de los materiales que él convierte en riqueza.

El proceso de producción no puede comprenderse sin los correspondientes medios y objetos de trabajo:

Medios de trabajo son todas aquellas cosas que el hombre utiliza para proceder sobre los objetos que han de ser transformados en satisfactores, entre los cuales podemos mencionar las máquinas, los instrumentos, instalaciones, edificios destinados a la producción, los transportes, los canales, las vías de conducción de energía eléctrica, etcétera. La tierra constituye también un medio universal de trabajo. De todos estos medios, los instrumentos de producción tienen el papel decisivo.

El objeto de trabajo es todo aquello sobre lo cual recae el trabajo del hombre, y como el trabajo del hombre recae sobre la naturaleza circundante, la propia naturaleza es un objeto universal de trabajo.

Todos los medios y los objetos de trabajo constituyen los medios de producción.

 Las fuerzas productivas las integran los medios de producción y, primero que todo, los instrumentos de trabajo, creados y construidos por la sociedad, por un lado, y por el otro el trabajo del hombre que no es más que la manifestación de una fuerza natural: la fuerza de trabajo del hombre.

Una vez explicado en qué consisten las fuerzas productivas, pasaremos a señalar que los hombres no producen los bienes materiales de manera aislada, por el contrario, lo hacen formando grupos o sociedades, es decir, entablan determinadas relaciones, a las que Marx dio el nombre de relaciones de producción o económicas.

Esto quiere decir que en el proceso de producción los hombres están vinculados entre sí y por lo tanto los unos trabajan para los otros, sin embargo, este hecho se oculta en el mercado.

De igual manera es importante decir que a lo largo de la historia, han existido diversas formas de relaciones de producción, y que estas pueden ser de ayuda mutua o de explotación, esto depende, indudablemente, de quien sea el propietario de los medios de producción.

Las fuerzas productivas sumadas a las relaciones de producción conjuntamente forman lo que se llama el modo de producción la base real sobre la que se levanta la superestructura.

El Modo de Producción es por tanto la base económica de la sociedad, la más importante, el factor decisivo, por esto lo son también las fuerzas productivas, el factor dinámico que revoluciona el modo de producción. Sobre esta base se erige la superestructura que no es otra cosa que todos aquellos pensamientos políticos, filosóficos, jurídicos, artísticos, religiosos, etcétera, es decir, lo jurídico-político y la ideología en general.

En efecto, Marx decía que “…en la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción, que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales.

El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El Modo de Producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general…”


No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino por el contrario, el ser social es el que determina su conciencia. Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se ha desenvuelto hasta allí…

Ninguna formación social desaparece antes que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más altas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado en el seno de la propia sociedad antigua”

—C. Marx en Obras Escogidas en 3 Tomos. Prólogo de la contribución a la Crítica de la Economía Política, Tomo I Págs. 517-518. Ed. Progreso, Moscú.

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