LA LUCHA DE LA MUJER POR SU EMANCIPACIÓN

¡Comparte este contenido!

PDF [Descarga]

La lucha de las mujeres es uno, si no el más relevante, de los movimientos sociales representativos de las primeras décadas del Siglo XXI. En diferentes latitudes del mundo, cientos de miles de mujeres han salido a manifestarse y exigir un alto a las violencias machistas y al patriarcado.

El movimiento feminista puso en crisis a organizaciones tradicionales de izquierda, pues ante la demanda de un género, en múltiples ocasiones se han visto limitadas para congeniar y lograr unificarse con esta lucha.

Por lo que, hoy más que nunca, es importante analizar cuál es la condición de la mujer bajo este sistema, así como la evolución histórica de la posición de la mujer a lo largo de la historia. Para así, tener argumentos con los cuales dialogar fraternalmente con el movimiento de las mujeres y empezar a trazar líneas conjuntas de acción, así como explicar con paciencia que el enemigo principal no es sólo el patriarcado: es el sistema capitalista, el cual perpetúa al patriarcado.

Es por eso que en este suplemento de EL TRIBUNO se llevará a cabo un análisis histórico del desarrollo de la mujer y la posición que ocupó en los diferentes modos de producción, así como de los derechos conquistados y los retos en las nuevas luchas.

 

ENFOQUE HISTÓRICO DEL DESARROLLO DE LA MUJER

por Blanca Rosa

Con motivo del “Día Internacional de la Mujer Trabajadora”, nos han pedido, junto con otras compañeras, una participación en la publicación El TRIBUNO, como un suplemento.

A mí me ha tocado desarrollar el enfoque histórico, que nos permite conocer la posición de la mujer que ha tenido a lo largo de su existencia. Tal vez, nos vamos a encontrar con conceptos que en la actualidad no se manejan, por lo que les propongo profundizar en ellos.

La mujer ha tenido y sigue teniendo un papel importante en la sociedad, tanto como el hombre. Desde el surgimiento de la sociedad misma, la mujer ha compartido con el hombre el trabajo y la reproducción.

Esto lo vemos claramente en las comunidades primitivas, donde la división del trabajo marcó distintas tareas desarrolladas por las mujeres y por los hombres. Éstas, tenían un predominio en la casa, se dedicaron a gobernarla, a la recolección de frutos, a la agricultura, a elaborar los alimentos, las vestimentas y los utensilios que requerían.

También a la crianza de los hijos, lo que les generaba la supremacía y respeto en el hogar; como madres tenían el reconocimiento de los hijos, ya que se establecía por la línea femenina, es decir, el derecho materno era el existente.

Los hombres se dedicaban a la caza y a la pesca, también producían sus armas y herramientas, eran los responsables de llevar los suministros a su hogar, aunque eran comunidades y tenían que compartir los víveres.

“Pero pobre del hombre que fuera holgazán o torpe para hacer su aportación de provisiones a la comunidad, porque aunque tuviera hijos o enseres personales, lo conminaban a realizar los quehaceres y no podía oponer resistencia, porque la casa se convertía para él en un infierno; no le quedaba más remedio sino volverse a su propio clan o, lo que solía suceder más a menudo, contraer un nuevo matrimonio en otro clan.

Las mujeres constituían una gran fuerza dentro de los clanes, lo mismo que en todas partes. Llegado el caso, no vacilaban en destituir a un jefe y rebajarle a simple guerrero.” (Arthur Wright, que durante muchos años fue misionero entre los iroqueses-senekas).

Una de las ideas más absurdas que nos ha transmitido la filosofía del siglo XVIII, es la opinión de que en el origen de la sociedad, la mujer fue la esclava del hombre.

Pero como lo hemos visto a grandes rasgos, esto no ocurrió así, ya que durante miles de años en la prehistoria de la humanidad, del periodo medio del salvajismo, hasta el primero de la barbarie, el equilibrio entre la posición de la mujer y el hombre fue similar. Hasta el momento en que nace la sociedad patriarcal

¿Y cómo ocurrió esto? Básicamente este cambio se debió al concepto de cómo obtenían sus medios de subsistencia que, en un inicio, eran de apropiación de todo lo que la naturaleza les proveía. Y el cambio se dio, cuando empezaron a reproducir sus medios de subsistencia, a través de domesticar a los animales y luego a criarlos. Así como ir desarrollando la agricultura. Esto fue generando una acumulación de tierras, de ganado, de alimentos y de experiencia en el trabajo, donde todo el excedente, que dejaba ahora la producción, le pertenecía al hombre: la mujer podía participar en su consumo, pero no tenía ninguna participación en su propiedad.

De esta manera, el trabajo del hombre, fue más valorado que el de la mujer, pues el trabajo del hombre generaba riqueza, no así el de la mujer.

Lo que nos llevó a la sociedad de clases, en donde una parte de la sociedad toma ventaja de la otra, apropiándose de su trabajo. Es aquí donde nos dice Engels, que nace la propiedad privada, la familia y el estado. Por lo tanto así nace la sociedad patriarcal y cambia la posición de la mujer, a un ente desfavorecido.

Con ello llegamos al esclavismo, que es la primera manifestación de esta sociedad de clases, donde se dieron grandes diferencias de poder, entre amos y esclavos y entre mujeres y hombres, pues estas fueron subordinadas a los hombres. Pero aun así, la mujer esclava y el hombre esclavo estaban sometidos a las mismas condiciones de opresión, pero las mujeres sufrían además la subordinación al hombre dentro de la familia.

En el feudalismo la sociedad se construye de otra manera, quedando eliminado el concepto de la esclavitud, la que se transforma por diferentes condiciones económicas y sociales en servidumbre. En ésta, los siervos no eran propiedad del amo, pero sí trabajaban en condiciones de explotación ocupándose de la tierra del señor feudal. Esta sociedad de clases sigue manteniendo estos niveles de opresión, tanto para los hombres como para las mujeres, en el trabajo. Pero como las mujeres aristócratas no trabajaban, su condición era más favorable aunque estuvieran subordinadas en el hogar, al hombre.

“Las concepciones religiosas, relegaron a la mujer como un ser inferior, sometida a la voluntad y necesidades del hombre por designio divino”.

En la sociedad capitalista, la mujer proletaria, además de ser una mercancía sexual, lo es en el sentido de que vende su fuerza de trabajo para obtener un salario. Ya sea en un empleo directo, en la producción o como ama de casa, en la que realiza una labor de atención y reproducción de la mano de obra.

Durante siglos el aporte social y económico de la mujer, ha sido menospreciado, viviendo en una permanente situación de discriminación y opresión, en el marco de un sistema de explotación económico, sobre el que se sostienen los miembros de la clase dominante.

Ahora les comentaré sobre algunas mujeres.

También la historia las ha querido ubicar en segundo plano o desaparecerlas. Sin embargo, la tenacidad de su lucha contra la explotación y contra la discriminación de su género, ha dejado huella por todos lados, en todas las épocas y en todos los procesos, pero solo les menciono algunos casos:

Tenemos a Christine de Pisan, fue una escritora francesa, que en 1399 comenzó a escribir sobre los derechos de las mujeres y fundó «La Querelle de la Rose», una agrupación femenina, para discutir el acceso de las mujeres al conocimiento. Esta agrupación permaneció hasta el siglo XVII.

Ella se manifestaba ante situaciones injustas y discriminatorias sufridas por las mujeres; a principios del siglo XV escribió un poema a la doncella de Orleans, a la cual conoció.

María de Zayas, fue una escritora española, que nació en 1590 y expresó la necesidad de revisar la concepción y el valor de la mujer en la sociedad, sus personajes interrogan las normas y valores patriarcales. Sus novelas cortas, tuvieron gran éxito; y se siguieron reimprimiendo hasta que en el siglo XVIII, la Inquisición decidió prohibirlas.

Para orgullo nuestro, contamos con Sor Juana Inés de la Cruz, una de las tres grandes escritoras del Siglo de Oro español (XVII), quien llevó a la cumbre la literatura barroca, tratando problemas existenciales con una manifiesta intención aleccionadora; además, planteó elementos como, el triunfo de la razón, frente a la hermosura física y la limitación intelectual del ser humano.

Ya en el inicio de la revolución francesa, tenemos a Olympe de Gouges, que en 1791, presentó una “Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana”, que entregó a la Asamblea Nacional, en representación de un movimiento de mujeres organizadas en pequeños clubes, que pedían una serie de reivindicaciones políticas y económicas. La Convención rechazó el proyecto, y ella fue ejecutada en la guillotina el 3 de noviembre de 1793.

En el siglo XIX, Harriet Law, defensora del ateísmo en Inglaterra, fue la segunda mujer que forma parte del Consejo General de la Asociación Internacional de los Trabajadores, en junio de 1867. Que estaba compuesto inicialmente solo por hombres.

Ella apoya la tesis de Marx contra Proudhon (que se oponía a la participación de las mujeres en el trabajo fabril, para él, la participación de las mujeres en política, era anatema y las mujeres tenían que elegir entre dos roles básicos: ama de casa o prostituta). Law afirmó “que las máquinas han hecho a las mujeres menos dependientes de los hombres que en el pasado y que terminarán emancipándolas de la esclavitud doméstica”.

Dejó una gran experiencia “La Comuna de París” en 1871, pese a que fue en solo 72 días y en un solo lugar, cuando las mujeres, como Louise Michel, combatiente de la Comuna de París, que además de ser maestra, poeta y libertaria, es una digna representante de muchas mujeres que no solo conquistan el derecho a la educación, al divorcio y al trabajo, sino también a combatir codo a codo con los hombres.

 

Día Internacional de la Mujer Trabajadora

Las batallas libradas por las mujeres trabajadoras en las huelgas, al igual que su lucha por obtener el sufragio, han dejado un testimonio valioso.

En el capitalismo, que es el modo de producción que reemplaza al feudalismo, se construye una sociedad bajo una estructura de clases diferente, entre el proletariado y la burguesía. En este espacio las mujeres pertenecientes a la clase trabajadora, también resienten las condiciones de explotación y opresión que recibe su clase.

A raíz de que las mujeres se integran a las fuerzas productivas como obreras, adquieren la conciencia de clase que requerían. Pero también las mujeres trabajadoras, aun estando en el hogar tienen que depender de los hombres.

Por su parte, las mujeres de la clase dominante, aunque en algunos casos son dependientes del marido, su condición es privilegiada contra las de las obreras.

Por eso es muy importante resaltar en esta ocasión, que han sido los movimientos socialistas de mujeres, quienes dieron un gran impulso a las demandas de la sociedad, a la clase trabajadora en general y de las mujeres en particular, lo que llevó al establecimiento en Estados Unidos, del Woman’s Day el último domingo de febrero a partir de 1909.

Pero fue en la ll Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en 1910, realizada en Copenhague, Dinamarca donde Clara Zetkin, del Partido Socialdemócrata de Alemania, propone el establecimiento del “Día Internacional de la Mujer Trabajadora”. Todas las participantes aprueban que sea el 8 de marzo, cuando se conmemore a las trabajadoras que murieron en el movimiento obrero de la fábrica “Textilera Cotton”, ocurrida 53 años atrás.

Les narro brevemente este evento: el 8 de marzo de 1857, en la Ciudad de Nueva York, EUA, las mujeres trabajadoras de la fábrica “Textilera Cotton”, decidieron salir a las calles cercanas a la fábrica, con el lema ‘Pan y Rosas’ en una gran manifestación para protestar por las míseras condiciones laborales y reivindicar un recorte del horario y el fin del trabajo infantil.

La manifestación fue brutalmente reprimida por la policía, dejando un saldo de 120 mujeres muertas, unas por disparo de arma de fuego, otras quemadas en un incendio provocado en las instalaciones de la fábrica.

Se realizó una marcha silenciosa, que más adelante se volvería en símbolo del movimiento obrero mundial.

Hubo otra el 5 de marzo de 1908, Nueva York fue escenario de nuevo de una huelga. Se trataba de unas 40 mil costureras industriales de grandes fábricas estadounidenses que reclamaban la igualdad salarial, la disminución de la jornada laboral a 10 horas, un tiempo para poder dar el pecho a sus hijos, el derecho de unirse a los sindicatos, entrenamiento vocacional y el rechazo al trabajo infantil.

Durante la misma, 129 trabajadoras murieron quemadas en la fábrica Cotton Textile Factory, en Washington Square, Nueva York. Los dueños de la fábrica habían encerrado a las trabajadoras para forzarlas a permanecer en el trabajo y que no se unieran a la huelga.

Otro incendio fue en la fábrica de confección de camisas Triangle Waist Co. de Nueva York el 25 de marzo de 1911. Fue el desastre industrial con más víctimas mortales en la historia de Nueva York. El fuego causó la muerte de 146 personas. La mayoría de las víctimas eran mujeres jóvenes inmigrantes de entre catorce y veintitrés años de edad.

Este desastre obligó a importantes cambios legislativos en las normas de seguridad y salud laborales e industriales y fue el detonante de la creación del Sindicato Internacional de Mujeres Trabajadoras Textiles, que lucharía por mejorar las condiciones laborales de esos tiempos.

Regresamos con Clara Zetkin, que se había planteado como un objetivo fundamental la organización del movimiento femenino, como parte del movimiento general de la clase obrera por su emancipación. Para ella, no se trataba de crear un movimiento feminista, para luchar contra los hombres, sino de movilizar a las mujeres, sobre todo a las obreras, para que unidas a los trabajadores en un único y poderoso movimiento de clase, cambiaran las causas de fondo de la opresión de la mujer y del hombre: el trabajo asalariado y la propiedad privada sobre los medios de producción.

Es claro que la organización de las mujeres en el mundo, representa un paso importante en la lucha por liberar a hombres y mujeres de la opresión burguesa.

Nos lo demuestran los hechos en la historia, ya que su participación en Rusia durante la Primera Guerra Mundial fue determinante para detener la guerra y hacer la revolución de octubre de 1917.

Este es el caso de las trabajadoras de Petrogrado, que se declararon en huelga, abandonaron las fábricas y fueron de taller en taller, para que se unieran a la huelga, tanto mujeres como hombres y enfrentarse violentamente a la policía y al ejército. Estas mujeres trabajadoras establecieron las relaciones entre obreros y soldados, lo que fue el inicio de la Revolución de Febrero, que culminó con la caída del imperio zarista.

Un ejemplo se da cuando Clara Zetkin en una entrevista con Lenin, en Petrogrado, él le afirma con orgullo: “aquí en Moscú, en las ciudades y en los centros industriales situados en lugares apartados, las proletarias se han comportado durante la revolución magníficamente. Sin ellas no habríamos vencido. O difícilmente habríamos vencido. Esta es mi opinión. ¡Qué valentía han demostrado, qué valientes son hoy! Figúrense los sufrimientos y las privaciones que padecen. Y sin embargo, se mantienen, se mantienen firmes, porque quieren defender los Soviets, porque quieren la libertad y el comunismo. Sí, nuestras obreras son admirables, son unas combatientes de clase”.

Hasta aquí concluyo este tema, pero hay mucho por analizar, por prepararnos, por difundir para generar esa conciencia que tanto nos hace falta a muchas mujeres y hombres, para hacer el cambio que realmente queremos.

 

¿QUÉ DERECHOS HAN GANADO LAS MUJERES EN EL CAPITALISMO?

por Jessica Ramírez

Conocer el origen socialista del Día Internacional de la mujer trabajadora, así como la condición de las mujeres a través del tiempo, nos dará paso a entender el motivo que impulsó, en un principio, a las mujeres a exigir sus derechos.

Porque sus demandas no nacen por generación espontánea ni como idea surgida de la nada o de alguien. Sino que surgen como respuesta al desarrollo de un creciente modo de producción, es decir, el capitalista.

Con el desarrollo del capitalismo y la producción fabril que demandaba mano de obra, así como la declaración de la Primera Guerra Mundial, que llamó a miles de hombres a alistarse a las filas de la guerra, se obligó a que las mujeres se incorporaran más aceleradamente a la producción para hacer frente solas al mantenimiento de sus familias, a las escaseces y al encarecimiento del coste de la vida.

Rompiendo con su papel tradicional y acelerando el proceso de proletarización de millones de mujeres que elevó su visión, su toma de conciencia, llevando al incremento de la confianza en sí mismas, por lo que se organizaron para luchar y exigir los derechos sociales y laborales que les pertenecían.

Este punto anterior es muy importante resaltar, puesto que hoy en día el ocho de marzo es reinterpretado y descafeinado reduciéndose solo a Día de la Mujer. Quitándole el calificativo de trabajadora, es decir, ocultando el nombre de la clase social a la que pertenecemos.

El objetivo es obvio y es ocultar que el 8 de marzo nace del movimiento obrero, en lucha contra el capitalismo que durante décadas previas a 1917, impulsaron a hombres y mujeres a desterrar cualquier clase de explotación y alienación del hombre por el hombre, y de la mujer por el hombre.

Además de ocultar que el movimiento obrero socialista fue el que logró la incorporación de las mujeres a todas las esferas de la vida social, económica y política; conquistando el derecho al voto femenino y su participación en asuntos públicos para ser elegida diputada o ministra.

Y una vez que el movimiento obrero llegó al poder en Rusia, prestó mucha atención a la maternidad y se aprobaron leyes que prohibían a las mujeres embarazadas trabajar largas jornadas, existía la baja maternal con salario y las familias disponían de guardería, centros de maternidad, comida gratuita en las escuelas y otras facilidades, como 56 días libres antes y otros 56 días después del nacimiento del niño.

Las mujeres disfrutaban de igualdad salarial y, en 1927, el 28% de las mujeres cursaban estudios superiores; en 1960, el 43%, y en 1970 el 49%. Además que el aborto se legalizó en 1920. Esto repito, bajo el régimen socialista en Rusia.

Y bajo el régimen del sistema actual capitalista ¿Cómo se encuentran los derechos de las mujeres?

Las mujeres somos la mitad de la población mundial y tenemos los mismos derechos que los hombres. Sí, la realidad es que las mujeres tenemos los mismos derechos que los hombres, tenemos derecho a no sufrir discriminación ni violencia por el hecho de haber nacido mujeres, tenemos derecho a no ser maltratadas ni asesinadas, a no ser agredidas sexualmente con impunidad, a no ser discriminadas en el trabajo ni en el acceso a los recursos económicos y de producción.

A estudiar, vestirnos como decidamos hacerlo, a decidir sobre nuestro cuerpo, nuestra sexualidad y reproducción sin coacción ni presiones. Tenemos derecho a expresarnos libremente, a hablar alto sin miedo a ser perseguidas o asesinadas por ello. Algunos artículos que señalan lo anterior, son, por ejemplo;

En México, el Artículo 4 señala que “el varón y la mujer son iguales ante la ley”; Artículo 5, establece la libertad de todas las personas a dedicarse a la profesión, industria, comercio o trabajo que le acomode; el Artículo 123 establece la igualdad entre la mujer y el hombre al eliminar restricciones que les limitaba a desarrollar algunos trabajos, además se establece la protección de la mujer durante el embarazo, el derecho a los descansos para maternidad y lactancia.

Y en lo internacional el Artículo 1, de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, menciona que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos. En 1948 las naciones del mundo adoptaron el “compromiso” de fomentar los derechos humanos y libertades sin distinción de sexo, raza, idioma y religión. Además de la creación de instituciones y acciones especializadas para la mujer, incluso en 2015 se aprobó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible que incluye la igualdad de genero y el empoderamiento de las mujeres dentro de sus objetivos de desarrollo sostenibles.

Pero, ¿acaso todas estos derechos y acciones han servido para alcanzar la plena emancipación de las mujeres? incluso, ¿son aplicables dentro del sistema actual?

Mientras el poder esté en manos de una minoría, ningún derecho político salvará a la mujer trabajadora de su posición tradicional de esclavitud en el hogar ni en la sociedad.

Puesto que en la práctica todas las tareas domésticas siguen pesando sobre ellas, además de la naturaleza misma del sistema que se sostiene de la explotación y miseria de la mayoría.

¿Cuándo se ha hablado hoy de socializar las tareas domésticas? ¿De la creación de guarderías gratuitas, lavanderías, comida en las escuelas, etc., que, libere realmente a las mujeres del cuidado y de las tareas del hogar, que obstaculizan su pleno desarrollo y emancipación?

Y ni hablar de la violencia sistemática que recae en la clase explotada, así como de la violación de sus derechos con total impunidad. Es por esto que se hace necesaria una lucha en conjunto; que involucre a mujeres y hombres de la clase trabajadora, ya que el verdadero responsable de nuestra condición es un sistema económico y no un género, que si bien las mujeres somos oprimidas por el patriarcado lo somos peor aún por nuestra condición de clase.

Y, por último, quiero dejar como reflexión las siguientes preguntas ¿La lucha actual de las mujeres debería seguir persiguiendo una cuestión de género y no de clase? ¿Se puede lograr la igualdad entre hombres y mujeres, aun cuando hay un gran sector de la población femenina que se mantiene en la marginalidad, es decir, omitiendo la lucha de clase?

La respuesta debe ser negativa, puesto que no considerar la lucha de clases como pilar fundamental del feminismo es lo mismo que aspirar a equiparar los derechos de las mujeres y hombres de la clase dominante y seguir oprimiendo desde esa posición a la mujer de la clase desposeída. Es decir, el feminismo que rechaza la lucha de clases, está aceptando que más allá del patriarcado es indispensable seguir manteniendo toda posición ventajosa de una minoría sobre una mayoría, es aspirar a seguir manteniendo la desigualdad social y, por lo tanto, la opresión de miles de mujeres trabajadoras.

Si bien es tarea de todas las mujeres trabajadoras, seguir organizándonos, luchando, y exigiendo lo que nos pertenece también lo es seguir preparándonos, creando espacios.

Comités de discusión, de estudio, de lucha para adquirir conciencia de clase, y tener bien claro a qué clase pertenecemos, para así erradicar de una vez y para siempre este sistema económico actual que es el único responsable de toda injusticia social.

 

HOY EN DÍA ¿CONTRA QUÉ LUCHAMOS LAS MUJERES?

por Laura Aldana

Sí, en el pasado hemos conquistado derechos como el voto, nuestro derecho a la educación, a integrarnos a los sectores de la industria, la política, el deporte, el entretenimiento, y hasta se han obtenido beneficios en el ámbito de la maternidad, que los propios hombres (sobre la paternidad) no tienen.

A lo largo de la historia de la lucha de las mujeres por su emancipación, son derechos y beneficios que se han ‘conquistado’, porque ninguno de esos derechos importantes para la liberación fue concedido de buena voluntad.

Sin embargo, la opresión hacia la mujer hoy en día es más perniciosa por la violencia generalizada en el sistema capitalista, que se expresa de manera más cruda en contra de las mujeres.

De acuerdo al análisis de mis compañeras, la situación de la mujer en cada momento de la historia va a depender del grado de desarrollo de la propia sociedad, la manera de cómo se producen los medios de vida, la obtención de las materias primas, la sofisticación de las herramientas y la mano de obra.

Las relaciones de producción, o sea, quienes producen y quienes se apropian de la riqueza, todo eso determina el sistema económico imperante en cada momento, así como las relaciones sociales, culturales, jurídicas, políticas, etc.

Por ejemplo, en la sociedad primitiva de cazadores y recolectores, la mujer cumplía un papel fundamental en la preservación de la tribu, cumplía funciones relativas a su género y su función natural de la reproducción de la especie, pero con el surgimiento de la propiedad privada se establece el patriarcado, ya que se hace necesario el reconocimiento de los hijos por la vía paterna, así como la monogamia para asegurar que los hijos y la mujer sean propiedad ahora del hombre y así ser beneficiarios de su herencia.

Si bien en la época de la naciente sociedad capitalista podemos asegurar que se pudo alcanzar la mayor conquista de derechos gracias a la creciente demanda de mano de obra y a que, en esa lógica, se hizo necesaria la liberación de la mujer para atarla ahora al trabajo asalariado.

Hoy en día, la decadente sociedad capitalista con su grado de barbarie que estamos viviendo no solo se encuentra en crisis, sino que ha dejado de garantizar el bienestar del proletariado, además ha dejado de garantizar las condiciones de vida mínimas para la clase trabajadora, que aseguren la permanencia del propio sistema, y como los gobiernos son sus simples lacayos, se aplican políticas asistenciales para incentivar el consumo y así, esta sociedad capitalista, no sucumba.

Por ejemplo, los apoyos a adultos mayores, a madres solteras o jefas de familia son incentivos al consumo y no una preocupación real por mejorar las condiciones de vida de las mujeres.

Todo esto no es nada nuevo, conocemos perfectamente la crisis del capitalismo, pero cuando la vemos reflejada en el nivel de barbarie y violencia expresada en la sociedad mediante grupos criminales organizados para hacer negocios con actos prohibidos y supuestamente castigados por la ley, pero que su grado de organización, complicidad con las autoridades e ineficacia de las mismas para perseguir y castigar delitos, corrupción de los altos mandos del gobierno para permitir la operación criminal, incluso participación de todos los sectores sociales en este tipo de negocios sucios por tratarse al final de cuentas de ganancias, es entonces cuando surge la necesidad de la lucha en las calles para exigir la aparición con vida de una mujer que fue desaparecida, o de una amiga que fue asesinada, violada y mutilada, o de una madre que fue violada, golpeada o asesinada por su pareja sentimental; o cientos de jóvenes que fueron obligadas a la prostitución.

Con toda responsabilidad tenemos que decir que el sistema capitalista es el generador de la violencia generalizada, donde mujeres y hombres, niños, niñas, adolescentes, todos pertenecientes a la clase desposeída, son víctimas de la violencia sistemática, nos violentan con la pobreza, con la falta de educación, con la falta de oportunidades, etc.

Y, así como la violencia criminal es producto del sistema, la violencia machista, tolerada en muchos países en el mundo, también es un producto más de esta sociedad capitalista en la que el hombre expresa la violencia ejercida por el sistema en su propio, hogar en contra de quienes asume como parte de su propiedad.

A pesar de que es en esta sociedad en la que se supone que la mujer podría tener las condiciones necesarias para su emancipación, pues es donde los quehaceres domésticos han pasado al ámbito público, la realidad es que no se resuelve el problema de raíz, por ejemplo, se conserva la concepción de la familia monogámica y la apropiación de la mujer y de los hijos por parte del hombre, y sigue siendo preponderante en esta sociedad, en la que las mujeres no buscan romper con esta condición. Nos referimos a que se debe de romper con la base de la sociedad capitalista, es decir, con la propiedad privada, y con ello la propia opresión de la mujer.

En este sistema capitalista, de acuerdo con sus periodos de bonanza o crisis, las mujeres podrán ir conquistando derechos, podrán seguir saliendo a las calles y exigir justicia, exigir más leyes, y mejores condiciones para su propia liberación.

Nosotros creemos que es correcto que la mujer se libere del trabajo doméstico, dejando esas funciones al ámbito público, estamos a favor de guarderías, de escuelas de tiempo completo con comedores para los niños, de lavanderías y comedores públicos, de la libre decisión a ser madres, y de tener las mejores condiciones para una maternidad y paternidad responsables, etc.

Sin embargo, hay que entender que al liberarse del trabajo doméstico, la mujer ahora está oprimida por el patrón, donde sus condiciones como trabajadora pasan a ser peores, pues las jornadas laborales son extenuantes y los salarios de miseria. Además de que, al no estar resuelta la contradicción de la producción socializada y la apropiación privada de las ganancias, le generan una doble condición de explotación, porque como en la realidad el trabajo doméstico no está resuelto más que para quienes pueden pagarlo; una mujer obrera que no tiene esa posibilidad, tiene entonces que realizar el trabajo doméstico igualmente.

Las movilizaciones del 8 de marzo, las manifestaciones de lucha, la conmemoración del día y hasta las felicitaciones recibidas, son un recordatorio, son un momento en el que debemos aprovechar para reflexionar sobre la necesidad de la lucha organizada.

Recordemos que este sistema está lleno de contradicciones, la opresión la vivimos todas y todos, la sociedad en su conjunto forma parte de esta situación, pero no todos están dispuestos a evidenciarlo, es por eso que debemos apoyar la lucha de la mujer por sus demandas actuales. Hombres y mujeres debemos manifestar un ¡alto a la violencia! que retumbe y haga eco para que este sistema caiga.

 

A modo de cierre

Con base en los artículos desarrollados en este número especial del Tribuno, desde este medio se dejan a consideración de los lectores cuatro reflexiones:

La posición de la mujer no ha sido siempre la misma, con el surgimiento de la sociedad de clases nace el patriarcado.

Los derechos conquistados por las mujeres en el sistema capitalista obedecen a una lucha genuina y legítima. Pero, además, son concesiones del sistema para liberar, parcialmente, las ataduras de la mujer al hogar y trasladar su mano de obra a la industria.

La lucha es contra el sistema capitalista, el cual genera la brutal violencia simbólica y física contra todos los seres humanos.

La emancipación de la mujer sólo se logrará con la abolición del capitalismo.

Queda abierta la discusión, compañeros. Que el debate inicie.

 

Total Page Visits: 415 - Today Page Visits: 2
¡Comparte este contenido!
Construyendo Conciencias
Construyendo Conciencias
Artículos: 153