UN IMPERIO “EN DONDE NO SE PONE EL SOL”

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por Luis de Luna Mendieta

Estimados amigos de El Tribuno, el tema que hemos de abordar en este espacio destinado al análisis de los imperios, tocándonos ahora El Imperio Español, ese que para el mundo y para nosotros significó tanto, un auténtico parteaguas universal, ya que con él, inicia la “conquista de América y de sus culturas”, dándole a España un inmenso poder, pero a la vez, sirve de detonante para impulsar en el escenario mundial un nuevo sistema económico “el capitalismo”, que al mismo tiempo sirve como sepulcro en Europa al antiguo orden económico, el feudal.

Con su presencia el planeta se globaliza, las formas de dominación se incrementan, así como la riqueza y el comercio crecen asombrosamente.

Sí, España se vuelve rápidamente dueña de un inmenso territorio que está cargado de riquezas naturales, materiales preciosos, una gran cantidad de personas que representan mano de obra para obtenerlas, quienes a la vez, son mercado de consumo de productos.

Pero, para ubicarnos en el entorno histórico del imperio vayamos por partes y preguntémonos ¿cómo inicia este proceso en la Península Ibérica? España está ubicada en una zona geográfica estratégica, por ello, había sufrido el impacto de las grandes culturas antiguas como la romana, la que impone en el territorio su dominio y cultura. Posteriormente, con las invasiones bárbaras hay un cambio, en donde hay nuevas influencias y culturas. Llegan los musulmanes con el imperio Omeya, que imponen también su dominio y desarrollo.

Más adelante en el Siglo XIII, empieza la reconquista europea y para desplazar de la península a la gran dominación árabe, aparecen en el territorio reinos estructurados con la perspectiva feudal (León, Castilla, Navarra, Aragón, Asturias, etc.), pudiendo coexistir aún, con califatos importantes como el reino Nazarí de Granada, que demostraba la importante influencia musulmana en su cultura.

El tiempo sigue avanzando y en el siglo XV, los reinos poderosos se van consolidando, agrupando en su interior a reinos menores que van sometiendo, dando oportunidad así, a la presencia de una autoridad absolutista (concentradora de poder), con la que se puede competir y desplazar a la de los señores Feudales. Así se crean las condiciones para facilitar la actividad productiva y comercial que necesitaba la naciente nueva clase social.

Otro elemento destacado de ese siglo, es la caída de Constantinopla en 1453, a manos del imperio Otomano, lo que provoca el cierre de las importantísimas rutas comerciales con destino a Asia, cosa que afecta la demanda de los productos de oriente en Europa.

Así, el Siglo XV se convierte en crucial para la península Ibérica, ya que los reinos de Castilla y Aragón, se unen a través del matrimonio de Isabel I y Fernando II respectivamente, Los Reyes Católicos, sometiendo a toda la península a su autoridad (salvo Portugal). A través de ellos, se inicia su expansión; hacia el atlántico, en competencia con Portugal, sobre el archipiélago de las islas Canarias, mientras que hacia el Mediterráneo, se enfrentan a Francia, por la Corona de Nápoles y a Venecia por el control de la península itálica.

Para 1492 la situación en la península ha cambiado radicalmente, ya que en el inicio de ese año logran arrojar a los musulmanes de Granada, también sacan a los judíos de todos sus reinos y, lo más trascendente, el 12 de octubre de 1492 se descubre América. Esto se logra cuando la reina acepta la propuesta de Cristóbal Colón, navegante genovés, que sostiene la teoría de la redondez de la tierra y asegura llegar a Asia a través de cruzar el mar Atlántico.

Este simple hecho, que es resultado de una necesidad comercial, hace que topen con América, y todas las consecuencias que esto implica.

Imagínense, se descubre un Continente, que ofrece grandes riquezas naturales sin explotar, que serán usufructuadas por quienes tomen control de él y eso lo realizan Los Reyes Católicos con el apoyo del Papa Alejandro VI, quien les reserva a ellos, y a los portugueses esas tierras.

El mundo se encuentra en este momento en un nivel de desarrollo denominado Mercantilismo (primera fase del capitalismo), cuyo propósito requiere de la elaboración de productos, de la generación de nuevos mercados y de la obtención de materias primas (metales como el oro y la plata) así como la producción y comercialización de mercancías.

El territorio nuevo es propiedad de España, misma que no estaba preparada para enfrentarlo, pues carecía de una mentalidad moderna. Tenía poco desarrollo por lo que afronta el desafío con una visión semifeudal. Se dedica a intercambiar su fortuna en la compra de productos suntuarios o de uso común, pero no elaborados por ellos, sino por países que ya cuentan con una planta productiva dinámica y establecida. También se crean ambiciones políticas de las Casas Reales europeas por controlarla. Para el año de 1516, llega al trono Carlos V o Carlos I de España, de la Casa de los Habsburgo, por ser nieto de los reyes católicos, después de una lucha feroz con otras casas reinantes.

Por otra parte, para los habitantes americanos originarios, el contacto con la cultura europea se realiza a través de ellos, por lo que las medidas económicas que se aplican para la explotación en el continente son de tipo feudal. La estructura económica se fundamenta en la obtención de materias primas preciosas, pero en cuanto a la explotación de la tierra, se hace por conducto de la figura de la Encomienda, que implica un concepto de servidumbre. En lo referente al comercio, la Corona española diseña un organismo concentrador de la actividad comercial entre América y España que se denominó la Casa de Indias, ubicado inicialmente en Sevilla y después es trasladado a Cádiz. Este organismo debería controlar todos los movimientos de mercancías entre la metrópoli y las colonias, evitando el comercio entre los diferentes Virreinatos del continente, haciendo muy lenta la actividad de intercambio de mercancías.

Así, por este mecanismo España se convierte en un imperio en donde Felipe II sostenía “que no se ponía el Sol”. Imaginen en esos tiempos, un dominio sobre 20 millones de km2, en su momento de mayor esplendor, que fue cuando sumó a su control a la corona de Portugal, entre 1580 y 1640. Es el primero realmente global, pues tiene propiedades en cuatro continentes, 60 millones de súbditos y una influencia política determinante a nivel mundial. Fue gobernado por tres casas europeas diferentes: Los Habsburgo 1516 a 1700, Los Borbones de 1713 a 1808, Bonaparte 1808 a 1814 y nuevamente los Borbones hasta la fecha. Es realmente un imperio colosal, pero que representa un poderío relativo, ya que su condición de desarrollo no le permite ingresar en condiciones competitivas con la llegada en el siglo XVIII de la Revolución Industrial al capitalismo y se constituye en un simple puente de transferencia de riqueza que facilita el desarrollo de otros estados como: Francia, Inglaterra, Holanda, etc.

Aunque también a España llegan los Borbones provenientes de Francia y su nuevo Rey Felipe V, quien fue impuesto por Luis XIV, quien asigna medidas modernizadoras al imperio, conocidas como las Reformas Borbónicas, tendientes a renovar su dominio, pero su potencialidad competitiva se había rezagado.

Poco a poco va perdiendo importancia económica, política, ideológica y posteriormente territorial, ante el embate de las nuevas potencias modernas, las que lo van mermando en Europa, y posteriormente al inicio del Siglo XIX, lo hacen desaparecer, cuando sobrevienen las independencias simultáneas de los territorios de América, sobre los que pierde total control en escasos 20 años.

Ese otrora orgulloso Imperio Español, se convierte en una monarquía parlamentaria hacia 1836, ya poco significativa, inmiscuido en constantes guerras intestinas producto de pleitos sucesorios, que lo mantienen así durante más de medio siglo. Mientras, aquí en América, esas propiedades que siendo libres del imperio, ahora pasan a ser parte y botín de las nuevas potencias, teniendo que soportar nuevamente el saqueo, la explotación inhumana y el dominio del capitalismo brutal.

Por este motivo, hoy estimados lectores, es de suma importancia involucrarnos más en el conocimiento de la historia, que nos permita detectar con profundidad la posición que debemos adoptar, al saber que, siendo parte de la generación de tanta riqueza, las condiciones del pueblo trabajador siguen siendo desde ese tiempo y ahora de sometimiento y explotación.

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