por Luis de Luna Mendieta
Cuando oímos hablar del capitalismo, en ocasiones no evaluamos lo que significa este sistema en nuestras vidas y las diferentes caras (evidentes y ocultas), que presenta ante nosotros. Por este motivo de lo que se trata, es saber identificarlas y con ello aprender a combatirlas.
Iniciaremos preguntando, ¿sabemos que es el capitalismo? Es un modo de producción que se caracteriza por la propiedad privada de los medios de producción, la extracción de la plusvalía creada en la producción (denominada explotación de los trabajadores), la distribución tanto de bienes de capital y de consumo; economía principalmente basada en el mercado (referida como la producción de mercancías).
Como primera reflexión, debemos aceptar que su presencia es tan común para nosotros que se vuelve cotidiana, ya que desde que nacimos estaba ahí; pero también cuando lo hicieron nuestros padres y abuelos, haciéndonos creer que siempre ha existido y lo peor que siempre existirá. Por este motivo cuando detectamos que en su interior hay injusticias y abusos en la sociedad, nos resulta sencillo como respuesta encontrarlas en: a la mala suerte, nuestra incapacidad, la maldad de algunos patrones, el mal gobierno, la voluntad de dios, etc., menos al sistema económico en el que vivimos. Por eso compañeros, les propongo con esta reflexión, despertar su interés, en el tema y se animen a profundizar sobre las características de Capitalismo y sus diferentes Caras.
Empezaremos por decir que el Capitalismo como Modo de Producción, no ha existido siempre, que es producto de una evolución histórica, que se da en el interior de las comunidades debido a la forma en que las sociedades enfrentan sus formas de subsistencia. Si pensamos que en tantos milenios que llevamos como humanidad, únicamente han existido 4 formas para enfrentarla que son: EL COMUNISMO PRIMITIVO (1 millón de años), posteriormente EL ESCLAVISMO (6 mil años), a partir del cual, una parte de la sociedad, ya toma ventaja de otra y aparecen, la explotación como sistema, surgen las Clases Sociales, el Estado, la Propiedad Privada, que antes no se requerían; también la sociedad se hace patriarcal y se desarrolla este concepto de Familia, elementos que se conservan hasta la actualidad en sistemas que van evolucionando, como: EL FEUDALISMO (edad media, que implico mil años), y EL CAPITALISMO (que lleva 500 años).
Ahora bien el Capitalismo en su interior, no es estático, va presentando diferentes modificaciones en su interior que llamaremos fases, que responden a los niveles de desarrollo que van alcanzando las fuerzas productivas en su interior.
Debemos decir que el Capitalismo en sí, representa explotación, una forma de desarrollo necesariamente: injusta, opresiva, desigual, pero también “no infinito, ni irremediable”, que podemos cambiar por una más justa. Veamos por ello su evolución y caras.
La Primera Fase la conocemos como Mercantilismo. Como ya dijimos El Capitalismo proviene de la descomposición del Feudalismo. Se da cuando las ciudades vuelven a ser centros de comercio y se convierten en el lugar para capturar mano de obra libre, para dedicarlas a los oficios: carpinteros, herreros, sastres, panaderos, etc. Estas ciudades serán el espacio propicio de la nueva clase, la burguesía, que sustituirá a la aristocracia feudal.
La actividad comercial de esta clase nueva, requiere una forma distinta de organización, del Estado, que permita la circulación de mercancías y limite el poder de los señores feudales. Para ello imponiendo un Rey, más poderoso que facilite esta actividad. Proviene así el Renacimiento, que revoluciona a la sociedad. Llega la Reforma Luterana elemento que complementa este rompimiento con el orden anterior. Viene el descubrimiento de nuevos territorios del mundo, el ingreso de nuevas riquezas en metales preciosos, que fortalecen a esos reyes y crea El Estado Moderno, con nuevas formaciones de países. El comercio de mercancías es su soporte. Esto sucede en los siglos XV, XVI, XVII y parte del XVIII.
En términos históricos para nuestro Continente y para lo que va a ser México, en este período se da la conquista de las Culturas autóctonas en América y su adaptación a este desarrollo durante 300 años.
La Segunda Fase, Capitalismo Industrial, que proviene una vez que en el mundo se consolidan los nuevos países (capitalistas), Inglaterra, Francia, Holanda, con nuevas correlaciones de fuerzas, para controlar los mercados del orbe, que ya están generalizados. Proviene La Revolución Industrial en Europa y todo se transforma. La producción de mercancías en línea empodera a la Industria. Nacen así los conceptos del liberalismo, de la república burguesa, como forma de gobierno, el catolicismo pierde fuerza ante nuevas concepciones del cristianismo protestante. Este capitalismo polariza a las potencias del momento.
Junto con este nuevo desarrollo, nace también una nueva clase social “el proletariado”, formado por todas aquellas personas que lo único que pueden hacer, es vender su fuerza de trabajo para sobrevivir. El Siglo XIX es el marco que da fuerza a estas manifestaciones de clase que incendian al mundo. Para México este momento es muy importante, ya que adquiere su independencia conjuntamente con todos los países de América que pertenecían al imperio español e ingresa de lleno a esta nueva internacionalización.
La Tercera fase, El Imperialismo representa para el mundo y para los proletarios de él, la fase más siniestra de forma de explotación. Es la fase superior del capitalismo, cuya principal condición, se fundamente en el CAPITAL FINANCIERO Y EL MONOPOLIO, por lo que la disputa por el control de los mercados del mundo, es más despiadada.
En él, la globalización es total y su forma de expresión mete en la pelea a nuevos países, que crecen de manera pujante en el mundo (EU y Alemania, Japón), y compiten con los ya tradicionales. Producto de este grado de concentración de la riqueza y disputa de mercados, se desarrollan las dos más devastadoras conflagraciones mundiales que hemos sufrido en la humanidad, La Primera y Segunda Guerras Mundiales.
Como reflexión final, los mexicanos podemos comprobar que en el transcurso de nuestra vida como país, podemos ver claramente las diferentes caras del Capitalismo que hemos sufrido.
