Balance de morena Naucalpan de 2018 a 2021

En el futuro inmediato si no queremos seguir siendo victimas del engaño y la manipulación necesitamos unirnos no en torno a personas sino a principios y acciones concretas.
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por Antonio Tovar León

Los resultados obtenidos por Morena en este proceso electoral de 2021 no podemos considerarlos como los más óptimos aunque se conserve la mayoría en la Cámara de Diputados. Y no debemos considerarlos como buenos, si tomamos en cuenta que Morena ya no es oposición sino gobierno, lo cual debería verse reflejado en un mayor número de legisladores, vamos, en una mayoría calificada.

Estos malos resultados electorales de Morena son apreciados por la militancia de base con mayor claridad en el orden local: en el Estado de México, y más concretamente en nuestro municipio de Naucalpan de Juárez, en donde se perdió absolutamente todo. Desde luego que los responsables del fracaso electoral tienen nombre y apellido, y en este asunto, no se puede responsabilizar a todos los militantes, dado que sólo a unos cuantos personajes se les concedió la responsabilidad de organizar la campaña y de seleccionar las candidaturas, las cuales, debemos decir, fueron impuestas, aun a sabiendas de que dichas candidaturas no sólo fracturaban al partido sino que ahuyentaban a una parte considerable del electorado que simpatizaba con Morena.

Si bien es cierto que en 2018 los resultados electorales posicionaron a Morena como la primera fuerza política del país, debemos decir que esto se debió a varios factores, entre los cuales sobresale el hartazgo de la mayoría de la ciudadanía al régimen de corrupción de los gobiernos neoliberales del PRI y el PAN, por un lado, y por otro, el nombre y la persona de Andrés Manuel López Obrador que significaba la esperanza para millones de mexicanos, pero también por la acción propagandística que desplegó la militancia de Morena a lo largo y ancho del país.

El avance significativo que Morena iba conquistando en cada proceso electoral se vino abajo, o por lo menos quedó mermado en la elección de 2021 debido a múltiples causas, entre las que podemos mencionar se encuentran: la antidemocracia al interior del partido; el distanciamiento y, a veces, la franca oposición de la dirigencia con respecto a las bases del partido; los acuerdos cupulares —“cochupos”— de la dirigencia nacional para pactar alianzas con otros partidos, las cuales han sido más dañinas que benéficas; los protagonismos políticos mal entendidos; la falta de formación política de los militantes de base; y, la gota que derramó el vaso fueron las constantes imposiciones de candidatos.

Debemos recordar que en 2015, en nuestra primera elección, se impusieron las candidaturas, aunque debemos decir que eran de militantes y simpatizantes de Morena, y la militancia de base tuvimos que recular, en aras de salvar el registro; en la elección de 2018, nuevamente se nos impusieron las candidaturas, pero esta vez fueron externas y además de panistas, y la militancia nuevamente tuvimos que apechugar en esta ocasión por el interés nacional de llevar a la presidencia de la república al compañero Andrés Manuel López Obrador.

Las imposiciones de candidaturas se dieron por enésima ocasión en 2021, y como ya no estaba en riesgo el registro del partido, ni tampoco existía el interés de conquistar la máxima magistratura, el partido terminó por fracturarse en el municipio, y la militancia ya no estuvo dispuesta a guardar silencio, por el contrario, alzó la voz para denunciar públicamente las imposiciones, sobre todo de políticos “chapulines”.

La actitud que la militancia asumió ante las imposiciones de candidatos fue muy disímbola, lo cual, desde luego que es entendible. Para algunos, la frustración y el coraje fue la respuesta ante dichas imposiciones sin que este coraje llegase a manifestarse en una lucha organizada para enfrentar a los mercenarios de la política; otros militantes, desilusionados, simplemente decidieron separarse del partido y alejarse de la actividad política; a otros no les quedó más que el innoble e indigno papel de plegarse a la campaña electoral de uno de los candidatos impuestos, con el propósito de obtener algún beneficio, aunque sólo fueran “migajas”; otros más tomaron la decisión de cambiar de partido político, por el sólo hecho de ser candidatos; pocos fueron los militantes que plantearon dar la lucha organizada por rescatar al partido, por reencauzar su rumbo, que es lo mínimo que deberían hacer los militantes con conciencia política.

En el futuro inmediato si no queremos seguir siendo victimas del engaño y la manipulación, si no queremos que se nos sigan imponiendo candidatos, necesitamos organizarnos, es decir, necesitamos unirnos no en torno a personas sino en principios y acciones concretas, las cuales, desde luego que deben estar basadas en las tres sentencias que sintetizan los principios político-ideológicos de Morena: “No mentir”, “No robar” y “No traicionar al pueblo”.

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