EL IMPERIALISMO NORTEAMERICANO SOBRE AMÉRICA LATINA

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por Antonio Tovar León

Con la palabra imperialismo, Lenin definió la fase superior, y última, del capitalismo. Y si, en el mundo antiguo, Roma se convirtió en el imperio representante del modo de producción esclavista, en la actualidad, los Estados Unidos se convirtieron en el imperio representante del modo de producción capitalista.

Con el vocablo imperialismo se designa a todo régimen de dominación política, por medio del cual una potencia militar expande su control sobre otros pueblos o Estados, utilizando la fuerza o a través de la influencia económica, cultural o política, con el propósito de conquistar territorios para ser habitados, para utilizarlos como fuente de materias primas y mercados, para la obtención de mano de obra barata o como estrategia militar para tener plazas geopolíticas.

La nación norteamericana, formada originalmente por trece colonias en las costas del océano Atlántico, con los inmigrantes británicos llegados a América entre los siglos XVII y XVIII, una vez conquistada su independencia, el 4 de julio de 1776, se va a edificar bajo las bases del capitalismo, sin llegar a pasar esta nación por el feudalismo.

Estados Unidos, como todo Estado capitalista, necesitaba fuentes de materias primas y mercados, pero como habían sido colonia del Imperio británico por cerca de 200 años, la idea de tener colonias quedó descartada, así que la alternativa fue expandir su territorio hacia el Oeste y lo consiguieron, primero con el exterminio de una parte considerable de la población de las tribus nómadas de cazadores y recolectores que habitaban esas regiones y, posteriormente, desataron una guerra de intervención contra México, arrebatándole más de la mitad de su territorio. El territorio norteamericano creció aún más por una serie de cesiones, compras y anexiones1 que llevaron a cabo.

Cabe mencionar que la política expansionista e intervencionista del imperialismo norteamericano está sustentada en el Destino Manifiesto, idea que expresa la creencia en que los Estados Unidos de América es una nación elegida y destinada a expandirse desde las costas del Atlántico hasta el Pacífico, así como la política Monroe, sintetizada en la frase “América para los americanos” (el continente para los norteamericanos).

Mediante estos principios ideológicos, los gobiernos norteamericanos han aplicado las políticas de “el Gran Garrote”, han promovido y financiado golpes de estado, para derrocar a gobiernos democráticos, como fue el caso de Chile en 1973. Han intervenido en los asuntos internos de los países latinoamericanos, violando su soberanía.

En la actualidad, el término imperialista se ha utilizado para caracterizar la política expansionista, que, por cualquier vía, han llevado a cabo históricamente los gobiernos de los Estados Unidos a escala mundial, y en particular sobre América Latina. Con una gran influencia política, militar, económica y cultural y, desde luego, con su intromisión en conflictos armados ajenos y su predominio en el mercado mundial.

Algunos casos típicos de intervención del imperialismo en países de América Latina, serían los siguientes:

En agosto de 1906, en Cuba, ante el estallido de una insurrección contra el gobierno títere de Estrada Palma, Estados Unidos interviene militarmente en la isla, esto desde luego a petición de Estrada Palma. Los norteamericanos desembarcan y designan como interventor a William Taft.

En 1907, Estados Unidos consiguió que el gobierno dominicano le otorgara la recaudación de los ingresos aduanales, acuerdo que se mantendría por 33 años consecutivos.

En 1908, tropas norteamericanas intervienen en Panamá, y en la próxima década lo harán otras cuatro veces más.

En 1910, los marines yanquis ocuparon Nicaragua para sostener el régimen de Adolfo Díaz.

En 1911, para “proteger” a ciudadanos norteamericanos, el presidente William Taft ordenó el desplazamiento de 20 mil soldados a su frontera sur con México, y 8 buques de guerra frente a las costas de California.

En 1912, los marines norteamericanos invaden Nicaragua y dan comienzo a una ocupación que se mantendrá casi continuamente hasta 1933.

En 1914, la Marina de Estados Unidos bombardeó la ciudad portuaria de Veracruz, por la supuesta detención de soldados norteamericanos en Tampico. 100 soldados mexicanos, varios cadetes de la Escuela Naval y grupos civiles resisten con heroísmo.

En 1915, los marines gringos ocuparon Haití para “restaurar el orden”, estableciéndose un protectorado que permanecerá hasta 1934.

En 1916, marines ocupan la República Dominicana, permaneciendo allí hasta 1924.

En 1918, los marines ocuparon la provincia de Chiriquí, en Panamá, para “mantener el orden público”.

En 1924, la infantería de marina norteamericana invadió Honduras para “mediar” en un enfrentamiento civil. Un militar hondureño asume el gobierno provisional. Honduras ocupa el primer lugar mundial de la explotación de bananas, pero las ganancias son para la United Fruit Company.

En 1925, tropas del ejército norteamericano ocupan la ciudad de Panamá para acabar con una huelga y mantener el orden.

En 1926, Estados Unidos decide crear en Nicaragua una Guardia Nacional. Ante esto, Augusto César Sandino se propone crear un ejército popular para combatir a los ocupantes extranjeros.

En 1927, ante la negativa de Sandino de rendirse, Estados Unidos atacó la aldea El Ocotal, siendo así el primer bombardeo aéreo en América Latina.

En 1930, en República Dominicana comienza la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, un militar surgido de la Guardia Nacional, fomentada y entrenada por Estados Unidos.

En 1933, Estados Unidos abandona Nicaragua y dejó el control del país a Anastasio Somoza y su Guardia Nacional.

En 1934, César Augusto Sandino es asesinado por órdenes de Somoza, con la complicidad del embajador norteamericano Arthur Bliss Lane.

En 1941, en Panamá, es depuesto el presidente Arias por un golpe militar liderado por Ricardo Adolfo de la Guardia, quien primero consultó su plan con el embajador de Estados Unidos.

Además de lo anterior, hay que considerar la inmensa cantidad de golpes de estado promovidos y financiados por el imperialismo norteamericano para derrocar gobiernos democráticos, e imponer dictaduras militares. Precisamente, durante la llamada Guerra Fría, la apoyatura a los regímenes militares fue la política decretada para América Latina del imperialismo norteamericano.

El yugo de la deuda externa de América Latina es otra forma de dominación del imperialismo norteamericano en la región. Precisamente, los organismos financieros internacionales —el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos— con los servicios de la deuda externa han expoliado los recursos naturales de los países pobres de América.

Estos organismos financieros presionan a los gobiernos Latinoamericanos para que modifiquen sus constituciones y su marco legal, a fin de permitirle al capital trasnacional la inversión en la explotación de los recursos naturales, es el caso de México, que, con la reforma energética impulsada por los gobiernos de corte neoliberal, privatizaron la renta petrolera, y que el actual gobierno democrático de López Obrador no ha revertido.

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(1) Compra de Luisiana (1803), compra de Florida (1819), anexión de Texas (1845), Guerra Estados Unidos-México (1848), compra de la Mesilla (1853), compra de Alaska (1867), Guerra Hispano-estadounidense (1898), anexión de Hawái (1898).

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