EL TRABAJO EN LA ÉPOCA PRECOLOMBINA

Con en el modo de producción comunal se mantuvo la propiedad colectiva de la tierra, pero con la centralización y redistribución del excedente de la producción social, sumada a la intervención de los jefes y chamanes, se dio el inicio de las desigualdades sociales.
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por Blanca Rosa Jiménez Villaseñor

En esta ocasión me corresponde participar con el tema “el trabajo en la época precolombina” y para entrar en él, les recordaré brevemente como fue la llegada del hombre a América, aunque existen varias teorías, tomaremos como base la que establece que el hombre atraviesa por el estrecho de Behring y llega así, al continente. De allí bajaron hasta América Central y Sur, hace aproximadamente unos 40,000 años a.C., y se dice que tardaron en desplazarse unos 10,000 años, hasta que llegaron a la Patagonia. Pero en este recorrido, aunque hay ejemplos de vestigios en varios países, no todos los asentamientos llegaron a trascender en culturas importantes, hay dos zonas que si lo consiguieron: la zona andina en el Perú y la de México.

Si recordamos que el hombre era nómada, por lo que tenía una total dependencia de la naturaleza para su sustento, ya que andaba en busca de sus alimentos y un lugar para vivir y protegerse de las inclemencias del tiempo y de los animales, lo que llegó a ser una economía natural primaria de subsistencia, ya que, en ese tiempo, se organizaban sobre todo para la recolección, la caza mayor, la pesca, también para la fabricación rudimentaria de utensilios y herramientas, necesarias para desarrollar sus actividades. Este tipo de economía duró por muchos miles de años.

Pasando el tiempo, las tribus nómadas de América, poco a poco se convirtieron en sedentarias, lo cual las llevó a dar un gran salto, incrementando la población y forjando así, una economía productora con la domesticación de animales y el cultivo de las plantas.

Si bien, no tenían una estructura de Estado, ya que no había clases sociales, ni propiedad privada, si contaban con reglas de convivencia en la comunidad, donde tanto los hombres como las mujeres tenían sus propias tareas, atendiendo a un régimen matriarcal, en primera instancia, siendo el papel de la mujer muy importante, ya que ella se encargaba del cultivo de la tierra, trabajaba la alfarería, el telar y era la responsable de los hijos. Otro aspecto trascendente fue la organización de las gens y las tribus, en la lucha contra sus enemigos, por el espacio territorial y por la supervivencia.

Este desarrollo siguió avanzando, pues varias familias e individuos se unieron para formar vínculos, ya fuera por parentesco, territorio, religión o de trabajo, lo que los llevó al establecimiento de comunidades más grandes, con mayor organización y estabilidad, llamándose: en la región andina ayllus y en México calpullis. De esta forma había una clara división del trabajo social, pero manteniendo el interés de su comunidad y el trabajo colectivo.

Esta primera división del trabajo implicó, mejor organización en las actividades laborales, logrando un desarrollo de las fuerzas productivas de la comunidad, provocando el aumento en la producción, que los llevó a tener sobrantes de productos, por lo que tuvieron que recurrir al trueque para darle salida a sus excedentes en las diferentes comunidades.

Nos dice Vitale que alrededor del año 5,000 a.C., los pueblos indoamericanos ya eran sobre todo agro-alfareros, al trabajo se le consideraba con un valor de uso, por lo que no había explotados ni explotadores, era una relación de producción y distribución colectiva, basada en la agricultura, así como en la elaboración de instrumentos y herramientas para desarrollar los trabajos de alfarería (que en este caso fue un gran avance, ya que utilizaron procesos químicos para la elaboración de ollas, vasijas, y otros artefactos).

La domesticación de animales fue otro elemento en la actividad laboral de la comunidad, que si bien, no fueron abundantes, sí existieron, y en México se dieron como especies menores (el guajolote y el perro) y en el Perú fueron la llama, la alpaca, y el cobayo (cuy).

En todo el proceso de la agricultura, desde la plantación, siembra, cultivo, cosecha, almacenamiento y distribución de productos, se requirieron de otros oficios, como la cestería, textilería, cerámica, etc. Otra actividad muy significativa fue la minería, con el trabajo de los metales y sus aleaciones, en diferentes técnicas como el repujado, martilleo y vaciado, tan avanzado como en Europa.

Todos estos oficios se llegan a desligar, dando lugar a la segunda gran división social del trabajo: surgiendo las artesanías, las cuales aumentaron aún más la producción de bienes, y con ello el excedente para el intercambio. Con estas dos divisiones sociales del trabajo se forja el modo de producción comunal, aproximadamente por el año 4,000 a.C.

La apropiación del producto era colectiva, se practicaba la ayuda mutua en el trabajo, así como la redistribución del excedente de la producción, entre los miembros de las comunidades (ayllus y calpullis).
El excedente social de la producción, se lo otorgaba la comunidad de manera voluntaria, al jefe, para que se los regresara en obras como: la construcción de canales, de represas, de nuevas áreas agrícolas, etc.
Esta redistribución se ve afectada, cuando se impone el tributo de las élites, que se encumbran en las comunidades, surgiendo los señoríos y los estados regionales.

Por eso, hablando ya de los calpullis, gobernados por el consejo de ancianos, éstos organizaban a las familias para realizar el trabajo comunitario de la tierra y el de la construcción de obra pública, esto formaba parte del pago del tributo al tlatoani o jefe de la tribu.

Pero también se intercambió el excedente con otras comunidades, favoreciendo a sus seguidores, ya que tenían como objetivo, unir tribus y aldeas para consolidar un poder central que controlara y distribuyera los excedentes, utilizando motivaciones religiosas o políticas entre las tribus.

Dando el paso así al siguiente modo de producción comunal tributario MPC-T, en el que, ya hay una gran diferencia entre el trabajo manual y el intelectual, generando las primeras estructuras de poder, como son: jerarquías, jefes y chamanes, que se imponen ante la comunidad, simulando tener capacidades superiores, sobrehumanas y que utilizaban en un inicio en favor de las tribus.

Los chamanes (brujos, hechiceros, adivinos), dieron origen a esta separación, ya que desde la época de las comunidades primitivas, les atribuían poderes curativos y de magia, tanto que alrededor del año 200 a.C. además de los rituales mágicos, conforman el estrato social de los sacerdotes y elaboran la ideología religiosa.

Con en el modo de producción comunal, se mantuvo la propiedad colectiva de la tierra, pero con la centralización y redistribución del excedente de la producción social, sumada a la intervención de los jefes y chamanes, se dio el inició de las desigualdades sociales.

Lo que antes fue la entrega voluntaria del excedente de la producción social, se volcó en una entrega obligada, bajo la modalidad de tributo; estas sociedades sentaron las bases económicas, para el surgimiento de las culturas Inca y Mexica, en el modo de producción comunal tributario.

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