EL TRIBUNO #8

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Editorial | EL TRIBUNO #8

A poco más de seis años, cuando morena se preparaba para contender por primera vez en un proceso electoral, hacíamos el llamado a cuidar las formas de selección de candidatos para tener al frente a nuestros mejores cuadros políticos, los mejores hombres y mujeres, más capaces que, al ser elegidos democráticamente en asambleas, pudieran gozar de legitimidad, de ser acompañados por la militancia en su campaña teniendo el honor de abanderar las causas del pueblo…

En fechas más recientes, el último periodo demostró las deficiencias que durante años se gestaron al interior de nuestro partido, pues se llegó a la situación de que, para finalmente renovar la dirigencia de morena, no hizo falta morena (dirigencia ni militancia) ni mucho menos la democracia, pues para resolver el tema bastó con la participación del TEPJF, el INE y “simpatizantes” junto con concurso de popularidad y encuestas.

A pesar de la antidemocracia y de las viejas prácticas y vicios que han caracterizado los procesos internos, surgen excepciones que rompen esas dinámicas y que nos demuestran que morena sigue siendo una amplia organización de masas en las que siguen existiendo los ánimos y esperanzas de impulsar genuinamente este proceso transformador. Vemos entonces dos polos opuestos, uno en la presidencia y otro en la secretaría general y nos queda muy claro a quien debemos combatir, así como, de forma consciente y critica, a quien debemos respaldar.

Millones de personas han apoyado al obradorismo y a la Cuarta Transformación, pero un puñado de mercenarios de la política, oportunistas y serviles se cuelgan de la figura de Obrador y de su discurso, se etiquetan de la “4T” y, perfilándose para la próxima elección, dirán toda clase de ocurrencias para ganarse el voto del electorado. Debemos saber reconocerlos, ya que sus prácticas los delatan. Al menos, viendo lo que sucede en nuestro entorno local, preguntémonos:

¿En qué momento la entrega de despensas y dádivas se convirtió en una política interna de morena? Así como la pinta de decenas de bardas y la entrega de utilitarios, con un sello distintivo, en tiempos no electorales.

¿En qué momento se toleraron prácticas como el acarreo en algunos casos o la utilización de servidores de la nación para la promoción de personajes ambiciosos?

Algunos personajes reprobables se autodenominaron los paladines de la unidad, pero traicionan y se suman a las filas de cómplices de quien tenga la oportunidad de negociar cargos y nóminas ¿desde cuándo se tolera eso?

Por nuestra parte, sabemos que debemos continuar con la organización a lo interno con la militancia honesta, desplazada, pero que no ha abandonado las filas. Nuestra tarea es reencontrarnos, reorganizarnos y luchar hombro a hombro por lo que originalmente representaba morena, participar por espacios políticos para utilizarlos como tribuna para seguir construyendo y fortaleciendo la conciencia de la necesidad de la organización del pueblo…

 


 

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