por Luis de Luna
Así, estos grupos de personas buscan trabajo y bienestar en esos países, aun cuando ahí, las condiciones les representan: tratos inhumanos, explotación, humillación, discriminación, etc., “pero que se justifican”, porque a cambio, obtendrán un mejor ingreso.
Pero hay que decir también, que la migración puede obedecer a otras causas, “la expansionista”, y lo podemos comprobar los mexicanos, si nos detenemos y analizamos, por ejemplo, la relación entre los Estados Unidos y México y para ello les proponemos remontarnos al siglo XIX, en el año de 1820.
Recordemos que para esa fecha, México como país aún no existía, era todavía la Nueva España y en la frontera entre Luisiana y Tejas, la situación que se vivía era tensa.
España, ya había sentido el embate de la política liberal expansionista de los Estados Unidos, con su visión de “América para los americanos” y “el destino manifiesto”, le había provocado pérdida de territorios como la Florida, por lo que, como repuesta, instrumentaron una política migratoria particular para poblar la zona de Tejas, que era parte del estado de Coahuila.
Por ello las autoridades virreinales, aceptaron la propuesta de un exbanquero del Territorio de Misuri cuya condición económica era crítica, el sr. Moses Austin, quien solicitó en 1820 permiso para ingresar al territorio con 300 familias que fueron aceptados inicialmente. Pero como hemos de recordar, la consumación de la independencia del país se llevó a cabo en 1821, cosa que provocó, como es de entender, una revisión de esta autorización.
Si a esto le sumamos que el sr. Austin muere en ese año, el problema se hace más complejo, ya que posterior a la firma de la independencia, Agustín de Iturbide es nombrado emperador de México, pero su gobierno únicamente dura 8 meses y nuevamente cambia todo el aparato administrativo del gobierno, al convertirse en una República Federal.
Mientras tanto en Tejas, el proyecto del sr. Austin es tomado por Stephen Austin, hijo de Moses, quien lo hace exitoso y solicita nuevas autorizaciones para ingresar más colonos y el gobierno republicano lo acepta, condicionando como lo establecía el convenio virreinal, que los migrantes fueran católicos, hablaran español y que además, motivo de los logros de la independencia, no podían tener esclavos.
Esto ocasiona un conflicto debido a que las familias que llegaron primero, los traían, lo que genera un sinnúmero de simulaciones para encubrirlo. Por otro lado la productividad de los terrenos tejanos empieza a subir y como este movimiento estaba auspiciado por la filosofía expansionista americana, se genera una oferta por parte de empresas de ese país, para venir a Tejas a obtener terrenos (de manera ilegal), a través de aventureros, mercenarios, prófugos de la justicia, etc.
La verdad es que las autoridades mexicanas no tenían un control sobre el territorio, lo que permite el arribo de estos grupos de migrantes, con un afán colonizador.
Como respuesta, las autoridades mexicanas promovieron también la población a través de la movilización de comunidades indígenas hacia este territorio, ofreciéndoles tierras; también buscaron a tribus nómadas de la zona, con el fin de lograr su asentamiento y pacificación, pero la medida no resultó tan atractiva y la migración por este concepto fue baja.
Así, en solo 10 años de 1824 a 1834, pasan de las iniciales 300 familias, a más de 18 mil, en una proporción de 10 familias extranjeras por cada mexicana, quienes además, no tenían ningún interés de ser parte de México, ya que en su mayoría, no hablaban siquiera español, “una especie de Caballo de Troya de lento impacto”, que convierte estos migrantes en auténticos invasores.
El gobierno mexicano a través de Manuel Mier y Terán, responsable de la Comisión de Límites, analiza el problema, con el fin de dar una respuesta a la voracidad americana, pero ésta, se hace demasiado tarde y en 1835, los colonos organizados de Tejas hacen saber al gobierno mexicano su decisión de independizarse, argumentando no estar de acuerdo con la Constitución centralista que impone en ese año Antonio López de Santa Anna.
Lo que se da es la guerra, con la derrota de Santa Anna y por lo tanto la independencia de Texas, ya escrita con “x” en 1836.
Por una conveniencia de los Estados Unidos, no la integran a su federación hasta 10 años después y así perdimos un inmenso territorio.
Ahora bien, como podemos ver, estos flujos de migración dirigidos a México tienen un contexto totalmente distinto al que tenemos ahora, lo que nos indica, que la migración es un fenómeno que obedece a causas económicas, que están ligadas a los intereses de los países imperialistas.
Hago esta simple exposición, para provocar en ustedes una reflexión sobre el problema migratorio que hoy vemos hacia esos países ricos. Podríamos preguntarnos con una visión menos sumisa, si no convendría dotar a esos migrantes que hoy van al vecino país, de una ideología similar a la que utilizaron ellos con Texas y así, diseñar un nuevo Caballo de Troya para rescatar lo que un día fue nuestro.