LA GUERRA FRÍA: GUERRA DEL CAPITALISMO CONTRA EL SOCIALISMO

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por Antonio Tovar León

Al tratar el tema de la Guerra Fría es muy importante conocer y analizar sus motivos, pues la mayoría de los escritores la hacen parecer como si fuese un conflicto exclusivamente entre dos potencias militares, sin abordar las causas y el motivo real del conflicto y, sobre todo, sin considerar que fue la confrontación de dos sistemas económicos opuestos: el capitalismo y el socialismo.

A la Guerra Fría se le definió como el enfrentamiento político, social, militar e informativo entre el bloque occidental capitalista y el bloque oriental socialista, liderados, respectivamente, por los Estados Unidos y la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas). Se le llamó Guerra Fría porque, a pesar de que nunca llegaron a enfrentarse directamente en una conflagración bélica, la amenaza de un ataque se mantuvo latente y los llevó a una carrera armamentista, carrera que a la larga favorecería a los Estados Unidos y perjudicaría a la URSS1.

A pesar de que la mayoría de los escritores se han puesto de acuerdo en señalar como arranque de la Guerra Fría el término de la Segunda Guerra Mundial, considero que las causas reales debemos buscarlas en el año de 1917, pues no debemos olvidar que la Guerra Fría tenía como fondo la confrontación de dos sistemas económicos contrarios. Veamos esto.

Al llegar el capitalismo a su última fase de desarrollo —el Imperialismo—, éste desembocaría en la Primera Guerra Mundial, la cual fue una guerra imperialista, una guerra de rapiña por la conquista de mercados y un nuevo reparto del mundo. Lo que no previeron las potencias capitalistas es que, en plena guerra, sucedería un hecho trascendental en la historia de la humanidad, estalló la gran revolución socialista de octubre en 1917, dirigida por Lenin y el partido “bolchevique”, con la que se creó el primer Estado socialista. Este hecho alarmó a las potencias capitalistas y, ante el temor de que la revolución rusa contagiase a otros Estados europeos, decidieron poner fin a la guerra, pues urgía marchar sobre Rusia para aniquilar la revolución socialista.

Firmado el armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial, se formó un ejército imperialista de 14 naciones, con alrededor de 250 mil combatientes, para apoyar al ejército blanco2 que combatía, en la guerra civil rusa, contra el ejército rojo y la revolución.

Derrotado el ejército blanco por el ejército rojo, en 1921, las fuerzas imperialistas tuvieron que salir de Rusia. Una vez salvada la revolución, comenzó la obra del Estado socialista para desarrollar la economía bajo la dirección centralizada del Estado proletario, lo cual no fue algo sencillo, si consideramos que en esos momentos Rusia era el país más atrasado de Europa, en el que comenzaba el proceso de industrialización, con una inmensa mayoría de campesinos pobres.

Para impulsar el desarrollo económico, en la URSS se diseñaron y aplicaron los planes quinquenales3, que permitieron que esta nación se convirtiera, en relativamente poco tiempo, en la segunda potencia económica, política y militar del mundo, y con esto se puso de manifiesto que era posible una vía de desarrollo económico diferente al capitalismo: el socialismo.

Iniciada la segunda mitad del siglo XX, después de la Segunda Guerra Mundial, ya se había conformado el Bloque Socialista, lo que alarmó más a los Estados Unidos y al mundo capitalista, pues veían en peligro sus intereses por el avance de las ideas del socialismo científico. Esto exacerbó al imperialismo norteamericano, que endureció su política para frenar dicho avance, para ello, en 1949, Estados Unidos creó la alianza militar de la OTAN (Tratado del Atlántico—Norte), con la finalidad de frenar el avance e influencia del socialismo soviético en Europa, al que la Unión Soviética respondió con el pacto de Varsovia en 1955.

Los Estados Unidos comenzaron a competir por la influencia en América Latina, Oriente próximo, y los Estados recién descolonizados de África y Asia4, donde el socialismo tenía gran fuerza y en donde se libraron enfrentamientos tales como la Emergencia Malaya o la Guerra de Indochina.

Ante el temor del mundo capitalista por la expansión del comunismo, el gobierno norteamericano decretó para América Latina una política de apoyatura a los regímenes militares. Estas dictaduras militares fueron dóciles instrumentos en manos del imperialismo norteamericano para ahogar, reprimir y aplastar toda protesta, manifestación y movimiento de oposición a dichos regímenes. Para ello, en 1975, ideó la Operación Cóndor (Organización Clandestina Internacional), con la que se implantó el terrorismo de Estado, e instrumentó el asesinato y desapariciones de decenas de miles de opositores a las dictaduras militares. Los llamados “Archivos del terror”, hallados en Paraguay en 1992, dan la cifra de 50 000 personas asesinadas, 30 000 desaparecidas y 400 000 encerradas.

La Guerra Fría generó una serie de crisis tales como: el bloqueo de Berlín (1948-1949), la Guerra Civil China (1946-1949), la Guerra de Corea (1950-1953), la Crisis de Suez (1956), la Crisis de Berlín (1956), o la crisis de los misiles cubanos (1962).

Las crisis económicas recurrentes del capitalismo, con sus consecuentes efectos —desempleo, pobreza y miseria para el pueblo trabajador— generan, desde luego, movilizaciones y protestas de los trabajadores y grupos sociales. Ante estas protestas, los estados capitalistas tuvieron que flexibilizar su política del liberalismo económico, para adoptar algunas medidas del socialismo soviético: la intervención del Estado en la vida económica.

Para hacer frente a las crisis económicas y atender las demandas de los trabajadores, principalmente en lo que se refiere a pensiones, salud y educación, los estados capitalistas tuvieron que adquirir empresas estratégicas. A esta política, que data de la década de los treinta, se le dio el nombre de Estado del bienestar, y para la segunda mitad del siglo XX, curiosamente cuando ya estaba formado el Bloque Socialista, es cuando el Estado del bienestar alcanza su época dorada.

La verdad es que esta política respondía al propósito fundamental de frenar las protestas sociales, para que estas no desembocaran en estallidos sociales que pusieran en riesgo el orden burgués.

Para concluir, diremos que la Guerra Fría no fue otra cosa que un ataque de las potencias capitalistas, lideradas por Estados Unidos, contra el Estado socialista soviético. Precisamente, la Segunda Guerra Mundial, que es una consecuencia de la crisis mundial del capitalismo, se fomentó y orientó para aplastar el socialismo soviético.

Para corroborar esto no hay más que ver los resultados que arrojó esta conflagración a la URSS: 26.6 millones de muertos, entre soldados y civiles reconocidos oficialmente; 70 mil poblados destruidos; mil 700 ciudades quedaron devastadas; 32 mil fábricas quedaron arruinadas; 60 mil kilómetros de vías férreas destruidas; además de los cientos de miles de caballos y ganado vacuno y porcino que se perdieron.

En contraste con lo mencionado, la economía y el territorio norteamericano no sufrieron daño alguno, pues hay que recordar que el escenario principal de la conflagración fue Europa.

Notas

1 Mientras que la URSS financió su carrera armamentista con sus propios recursos, descuidando la producción de bienes de consumo, y que a la larga sumirían a dicho país en una crisis económica, los Estados Unidos utilizaron el endeudamiento de América Latina como una fuente para financiar su carrera armamentista.

2 El ejército blanco, formado por contrarevolucionarios nacionalistas y monárquicos tales como: demócratas, social-revolucionarios, mencheviques, etcétera.

3 Planes a cinco años, llevados a cabo a partir de 1928, para la rápida industrialización del país. Los primeros, se puede decir que cumplieron con la meta, los demás, después de la Segunda Guerra Mundial, prácticamente estuvieron enfocados a la reconstrucción.

4 Países coloniales que han obtenido su independencia: ASIA: 1941 Líbano; 1946 Islas Filipinas, Jordania, Siria; 1948 Birmania, Ceylán, Corea de Norte, Corea del Sur; 1950 la India, Pakistán; 1953 Laos, Camboya, Vietnam; 1954 Indonesia; 1962 Federación de Malasia. OCEANÏA: 1963 Archipiélago de Samoa; 1965 Singapur se separó de la Federación de Malaya. AFRICA: 1909 Unión Sudafricana, aunque seguía formando parte del Commonwealth Británico, del que separó en 1964; 1911 Liberia; 1942 Etiopía, ; 1951 Libia; 1953 Egipto; 1956 Marruecos, Túnez, Sudán; 1958 República del Congo, Guinea, Alto Volta; 1959 Senegal; 1960 Congo Belga, Camerún, Chad, Dahomey, Mauritania, Níger, Nigeria, Gabón, Malí, Somalia, Togo, Madagascar; 1961 Sierra Leona, Tanganica; 1962 Argelia, Ruanda, Burundi, Uganda; 1963 Kenia; 1964 Zanzíbar, Malawi; 1965 Rhodesia del Norte, Gambia. AMËRICA: 1967 Trinidad—Tobago; 1968 Guyana; 1972 Bermudas…

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