LA INTERVENCIÓN NORTEAMERICANA DE 1847

¡Comparte este contenido!

por Antonio Tovar León

El 13 de septiembre se conmemora la hazaña de los niños héroes que murieron combatiendo a las fuerzas invasoras norteamericanas. La intervención yanqui en México, fue resultado de las ambiciones expansionistas de Estados Unidos, que pretendía adueñarse, por la vía de la compra, de la provincia mexicana de Texas.

Al no verse consumadas sus pretensiones, tras un proceso de colonización de familias norteamericanas (1), y con el pretexto de la promulgación de la Constitución Centralista (las Siete Leyes), es promovida una revuelta que proclama la independencia de Texas en 1836, acto que no fue reconocido por el Gobierno Mexicano. En 1845, Texas declara su adhesión a la Unión Americana, ante lo cual el Gobierno Mexicano emite una protesta y rompe relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

La independencia de Texas, primero, y su anexión a la Unión Americana, después, dejaba abierta la puerta a Estados Unidos para lanzarse a la conquista de otros territorios mexicanos que también ambicionaban, como Nuevo México, Alta y Baja California, Chihuahua y Arizona. El momento llegó con la llegada al Gobierno de los Estados Unidos de James Knox Polk, quien se había decidido por la total anexión del territorio nacional.

Tres ejércitos inician la invasión por el norte. El ejército mexicano, producto de errores en la conducción de la guerra, sufrió importantes derrotas en la Angostura, Resaca y Palo Alto. Estos acontecimientos se desarrollaron en el año de 1846 y habrían de prolongarse hasta el 47. Para marzo de ese año empiezan los ataques yanquis por el Golfo de México. La marina norteamericana bloqueó los puertos de este litoral, bombardeó Veracruz y continuó el avance invasor hacia la Ciudad de México, a través de Puebla.

La ciudad capital fue defendida heroicamente por las guarniciones militares y por el pueblo en armas. Importantes batallas se produjeron en Padierna, Molino de Rey y Chapultepec, que cayeron por falta de refuerzos, solicitados al entonces presidente de la República, Antonio López de Santa Anna.

Cabe destacar el papel que desempeñó este personaje como encarnación de la cobardía y la traición, al reconocer la independencia de Texas, criticar la defensa heroica de Veracruz, parapetarse erróneamente en Cerro Gordo, negar auxilio a Valencia en Padierna, no dar auxilio a Churubusco, debilitar la defensa de Molino de Rey, no respaldar oportunamente a los defensores de Chapultepec, pactar armisticios que favorecieron a los invasores y toda una serie de maniobras que a todas luces eran errores militares que decidieron la derrota de las tropas mexicanas en importantes batallas.

Tal conducta contrasta con la actitud asumida por el pueblo que, una vez que Santa Anna salió huyendo de la ciudad, comenzó la resistencia popular; una lucha dispareja, sin plan, sin orden, sin jefes, pero una lucha con coraje, con el corazón y la razón, fue una lucha de un pueblo por la libertad, la dignidad y la justicia. Las personas salían a la calle con palos, piedras y alguna que otra arma para atacar al invasor. Se cuenta que algunos soldados norteamericanos eran emboscados al salir de sus campamentos. Algunos pobladores propusieron quemar la ciudad, abandonarla y levantar guerrillas. No obstante, los yanquis se mantuvieron, y a través de la firma del tratado de Guadalupe-Hidalgo (2), le impusieron a México la entrega de más de la mitad de su territorio nacional, a cambio de 15 millones de dólares que serían entregados a cuentagotas en pagos de un millón anual.

La consumación de esta guerra puso a México como la principal víctima del expansionismo norteamericano, a este lo coloca, acorde a su política exterior plasmada en el Destino Manifiesto, la Doctrina Monroe y la política del “Big Stick” (Gran Garrote), en el imperialismo más agresivo, más rapaz y en el principal enemigo para la seguridad y la soberanía de los pueblos del mundo.

La intervención de Estados Unidos en nuestro país no ha cesado. En 1911 participaron directamente, apoyando a las fuerzas reaccionarias de Victoriano Huerta, que llevaron al derrocamiento de Francisco I. Madero. Otro acontecimiento de intervención armada fue el de la fracasada expedición punitiva lanzada en contra de Francisco Villa. Durante la Revolución Mexicana, el 21 de abril de 1914, en respuesta a la detención de unos marineros borrachos en el puerto mexicano de Tampico, la armada estadounidense invade el puerto de Veracruz masacrando a la población civil. En los últimos tiempos no se ha dada intervención de carácter militar, sin embargo, la injerencia ha tomado otro carácter.

Ahora se hace a través del control de la economía, mediante políticas económicas dictadas desde los organismos financieros internacionales (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial), controlados por Estados Unidos; la preparación en universidades norteamericanas de los gobernantes del país; asesorando y preparando a los militares y policías mexicanos en la lucha contrainsurgente, suministrando armamento e información e inteligencia a la fuerza armada entre otros.

Los traidores de ayer han renacido en los vendepatrias de ahora: los políticos neoliberales del PRI, el PAN y demás partidos, aunque se digan de izquierda, que siguen empeñando nuestra soberanía a los intereses extranjeros con la firma de los acuerdos comerciales (TLC 1994, hoy TMCE 2020) y la privatización de sectores estratégicos de la economía, como las telecomunicaciones, la industria energética, los ferrocarriles e incluso, hoy en día, la seguridad social de los trabajadores (las pensiones) a través de las Afores.

Al pueblo mexicano, a los hombres y mujeres de hoy, a los intelectuales progresistas, a los obreros y campesinos, a los estudiantes y a la juventud del presente, toca rescatar la memoria y el ejemplo heroico de nuestros héroes para alimentar la lucha por el rescate de la soberanía nacional, para que el pueblo mande sobre su territorio y disponga de sus recursos naturales y culturales para el disfrute de todos los mexicanos.

Notas

(1) Desde 1819 entraron a Texas 300 familias norteamericanas, al mando de su patriarca Moisés Austin. Para 1835 ya sumaban 30 000, haciéndose fuertes en esa región sin la presencia de un solo mexicano, excepto por la del traidor Lorenzo de Zavala.

(2) Oficialmente llamado Tratado de Paz, Amistad, Límites y Arreglo Definitivo entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de Norteamérica. Firmado el 2 de febrero de 1848 y ratificado el 30 de mayo del mismo año, mediante el cual México cede a Estados Unidos el territorio de lo que hoy son los Estados de California, Nevada, Utah, Nuevo México, Texas, Colorado, Arizona, y parte Wyoming, Kansas y Oklahoma (2,378,539 Km. cuadrados).

Total Page Visits: 367 - Today Page Visits: 3
¡Comparte este contenido!
Construyendo Conciencias
Construyendo Conciencias
Artículos: 153