La necesidad de una militancia de base unida y organizada

Rescatar a Morena de las manos que lo mantienen secuestrado es deber de todo militante con conciencia política de clase.
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por Antonio Tovar León

Ante la problemática de Morena en Naucalpan ¿Qué hacer? Es indudable que, en la corta vida de existencia de Morena como partido político, han aflorado una serie de vicios que lastran y minan su desarrollo y son una amenaza potencial de su desaparición como alternativa de lucha popular.

Entre los vicios que se han enquistado, como un tumor cancerígeno, al interior de Morena están:

  • las conductas antidemocráticas y autoritarias de algunos dirigentes, las cuales niegan la razón de ser de nuestro partido, descalifican su vocación y desautorizan su papel en la sociedad;
  • la creación de grupos de intereses, los cuales mantienen un férreo control corporativo sobre sus militantes al viejo estilo del PRI, practicando los acuerdos cupulares en muchas decisiones, sobre todo en las que tienen que ver con la elección de cargos de dirección y puestos de elección popular, generando con ello el distanciamiento y a veces la franca oposición de la dirigencia con respecto a las bases del partido;
  • los protagonismos políticos mal entendidos, lo cual hace que los nombres protagónicos se crean indispensables, sin entender que la base material objetiva de la democracia es la acción consciente de las masas populares organizadas;
  • lo que completa este mal es la falta de formación política de la militancia de base, la cual ha sido aprovechada por los dirigentes nacionales y estatales para poner a competir a los militantes asignándoles cuotas para “tocar puertas”, repartir el periódico, formar comités, promover y defender el voto, so pena de destituirlos de encargo, de marginarlos de la toma de decisiones, de no considerarlos para contender por los cargos de elección popular.

Por consiguiente, la organización y unidad de la militancia de base se hace necesaria para erradicar los vicios que han aflorado en Morena, para no permitir más la imposición de candidatos. Y cuando hablamos de organización no lo hacemos en abstracto sino en concreto, lo mismo que la unidad, la cual no debe darse en torno a personas o candidatos, sino en principios y un programa de lucha, es decir, en defensa de los intereses de la clase trabajadora del campo y la ciudad, que son los que constituyen la mayoría del pueblo mexicano.

Rescatar a Morena de las manos que lo mantienen secuestrado es deber de todo militante con conciencia política de clase. Para reencauzar el rumbo del partido al objetivo original, la transformación democrática de México, necesitamos organizarnos y unirnos, y para ello no necesitamos tener cargos de delegados distritales, ni ser consejeros estatales o nacionales, y mucho menos tener un cargo público. Lo único que requerimos es tener la voluntad, aunque se carezca de capacidad, pues se estará en posibilidad de adquirirla con una adecuada formación política.

Lo anterior lo decimos por el hecho de que hay compañeras y compañeros que creen que para emprender un trabajo organizativo de la base militante es necesario ocupar cargos de dirección en el partido, o tener uno de elección popular, pues nada más falso, ya que la propia CPEUM, que es la ley suprema del Estado mexicano, nos otorga el derecho como personas que somos de reunirnos para tratar los asuntos públicos del país.

Desde luego que todo mundo habla de organización, pero lo hace en abstracto, sin claridad de en qué consiste ésta, lo mismo que la unidad en torno a personas y no en acciones concretas. Por eso es importante no perder de vista el concepto de organización que no es otra cosa que un conjunto de recursos humanos y materiales, que con base en ciertos principios político-ideológicos y una estructura consigue los objetivos trazados.

Por lo antes mencionado se requiere constituir los comités de base, no con cualquier persona, sino con quienes tengan la voluntad de luchar por los intereses históricos del pueblo trabajador, y en este aspecto importa más la voluntad que la capacidad, pues hay personas con bastante capacidad, pero no tienen la voluntad de participar; en cambio, hay otras personas que sí tienen la voluntad, y aunque carezcan de capacidad estarán en posibilidad de adquirirla.

El constituir comités de base con personas que tengan la voluntad de luchar por los intereses del pueblo nos puede garantizar que estos comités tengan una vida orgánica, con reuniones periódicas, en donde sus integrantes analicen y planifiquen el trabajo. Los comités de base deben ser el espacio en el que sus integrantes se eduquen y capaciten para la acción política.

Toda vez que el partido no se ha preocupado de la formación de sus militantes, a nosotros, los militantes de base con conciencia, nos corresponde la tarea de construir la organización democrática, la escuela que eduque al pueblo trabajador en los menesteres de la lucha por los cambios históricos, que conduzca al pueblo de su conciencia “en sí” a su conciencia “para sí”; en donde se aprendan los principios de una educación política y se formen los hábitos de organización y de disciplina que se requieren para las acciones que decidirán, no sólo las demandas inmediatas actuales de las personas, sino también las necesidades futuras de las generaciones venideras.

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