por José Dolores Martínez Ledezma
Hablar de religión es algo demasiado complejo para nosotros, ya que esta se ha utilizado a lo largo de la existencia del ser humano de diferentes maneras y con distintos motivos, en unos casos como explicación de lo inexplicable, otros como mecanismos de imaginarios colectivos comunes y a partir de la sociedad de clases como una herramienta de control y sumisión para construir un modelo ad hoc para legitimar a la clase dominante. Por ello se entiende como religión a la relación de los seres vivos con lo que se considera sagrado, espiritual o divino.
La función de la religión como papel fundamental es ordenar el pensamiento social de una comunidad, que sirva como freno o como estímulo en el proceso de convivencia, puesto que afecta las ideas, provocando una efervescencia religiosa la cual nos impulsa a actuar.
Empezaremos por decir que al inicio de la humanidad, en la época más larga en la que ha vivido el hombre (paleolítico 10,000 a.C.), al observar algunos fenómenos que no se podían explicar, como el sol, el cual significó para los hombres un elemento de protección y seguridad, ya que en la obscuridad eran presa fácil para los depredadores, y así fue como se convirtió en uno de los primeros objetos de adoración. En esa misma categoría concibió a otros elementos que veía como una mezcla de temor: el agua, el viento, la tierra, etc., pero también a descubrimientos logrados por él como el fuego, al que también adoraban, ya que este les provee calor y luz para la oscuridad.
Los primeros pasos del hombre hacia la religión se basaron principalmente en la adoración de sus antepasados, la cual realizaban a través de ritos y costumbres funerarias, con lo que las creencias religiosas empiezan a tomar fuerza.
Las religiones más antiguas provienen de Roma, Grecia, Egipto y Mesopotamia en las cuales predomina el politeísmo (creencia en muchos dioses). Se pensaba que los dioses intervienen en la vida y, lo más significativo, “creían en la vida después de la muerte”.
El judaísmo fue la primera religión de la humanidad que afirma la existencia de “un solo dios”, elemento de abstracción que facilita a las sociedades de clase como la griega y romana una dominación más fácil. Por eso Teodosio promulgó el Edicto Tesalónico, mediante el cual el cristianismo se convirtió en religión oficial en el imperio romano. Por eso la religión en Roma es uno de sus elementos más interesantes donde: dioses, diosas y costumbres etc., fueron evolucionando hasta el Cristianismo.
Debemos resaltar que, tras la caída del imperio romano a finales del siglo V, el cristianismo se convirtió en la “religión dominante” e impuso las condiciones adecuadas basadas en la fe, para ejercer el control total de la voluntad social para beneficio de la aristocracia feudal.
Uno de los principales acontecimientos de la manipulación religiosa cristiana que quedó marcada en la historia, fueron sin duda alguna Las cruzadas, ya que representaron una serie de invasiones comerciales disfrazadas de guerras religiosas, argumentando la recuperación de Tierra Santa, que había caído en manos de musulmanes entre 1095 y 1270, éstos ejércitos estaban conformados por personas a los que se les perdonaban sus pecados a cambio de combatir.
La iglesia católica así se convierte en la institución más influyente y poderosa durante más de mil años, ya que se encargaban de la educación que fue vital en la formación de una sociedad creyente.
En el Siglo XV en la península ibérica se da la unión entre la Corona de Castilla y la de Aragón en 1469, provocó que la iglesia consiguiera entrar en muchas esferas de poder, encargándose del aspecto social, económico y cultural.
En 1478 se retoma en España, la que fue la más vergonzosa, cruel, pero muy importante para su causa, conocida como Santa Inquisición o Santo Oficio, la cual se dedicaba a la persecución sistemática y al castigo de los llamados herejes y disidentes religiosos. Algunos de los métodos e instrumentos de tortura que utilizaba con crueldad eran:
1. La limpieza del alma.
2. La pera oral, anal, vaginal.
3. Tortura de la garrocha.
4. Tortura del potro.
5. El aplasta cabezas.
Recordemos, como ejemplo, que Galileo Galilei fue reprimido por su ideas antes de ser condenado, recibió en 1616 el primer regaño por parte del cardenal Belarmino, cabeza de la Santa Inquisición, teniendo que aceptar el error de sus pensamientos: “Yo, Galileo, hijo de Vicenzo Galilei de Florencia, teniendo 70 años de edad, juro que siempre he creído, creo ahora y con la ayuda de Dios. En el futuro creeré, en todo lo que la Santa Iglesia Católica y Apostólica sostiene, predica y enseña”.
Pero las cosas cambiaron en el siglo XVIII, pues La Revolución Francesa de 1789, provocó que el liberalismo surgiera con fuerza en toda Europa, apostando por nuevas ideas. La religión a través de la iglesia se opuso desde el principio a estos cambios puesto que no quería perder sus privilegios. La llegada de un nuevo régimen progresista y de izquierda, creó un laicismo escolar, se prohibieron que las órdenes religiosas pudieran impartir enseñanzas.
En la actualidad existen unas 4200 religiones.
- 2,400 millones de personas practican el cristianismo.
- 1,900 millones el islam.
- 1,200 millones el hinduismo.
- 700 millones el budismo.
- Mientras que el 16% no tiene afiliación religiosa.
Así nacieron nuevas formas de control religioso con la llegada del nuevo régimen Capitalista, por lo que las religiones y las iglesias modernas, son otros instrumentos de control de la burguesía utilizados para la explotación y alienación de la clase trabajadora.
El concepto de religión para las personas que deseamos llegar al método dialéctico, es el siguiente:
La religión implica no sólo la miseria real de la vida humana, sino una forma de protesta contra ésta. Como si la religión en cierto sentido se sustentara precisamente en la miseria del mundo y de la realidad que atormenta el alma humana, es claro que no existe un dios ni una dimensión humana hacia lo trascendente.
El hombre es quien hace la religión, es la conciencia de sí, el sentimiento del hombre que aún no se ha encontrado o ya se ha perdido.
“Ayudar a los pobres no es comunismo, es cristianismo…”
Jorge Mario Bergoglio, papa Francisco.
