por Antonio Tovar León
Para nadie de los militantes conscientes de Morena es desconocido el hecho de la imposición de candidatos en los procesos electorales en los que hemos participado, por lo menos en el municipio de Naucalpan de Juárez y el Estado de México.
Si bien es cierto que, en nuestra primera elección de 2015, las y los candidatos fueron impuestos en Naucalpan, estos eran militantes y simpatizantes de Morena, por lo que la mayoría de los militantes tuvimos que recular en el entendido que dicha elección era de sacrificio para salvar el registro, pues la mira estaba puesta en la elección de 2018 en la que se elegiría al presidente de la República; en la elección de 2018, nuevamente se nos impusieron las candidaturas, y otra vez, los militantes de base tuvimos que apechugar, pues ahora el objetivo central era llevar a Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la República, objetivo que se logró de manera contundente, aunque a un precio muy elevado, por la inmensa cantidad de políticos “chapulines” que saltaron a Morena.
Para la elección de 2021, por enésima ocasión se dio la imposición de candidatos, ahora de una manera más abierta y descarada. Sin el más mínimo pudor, la cúpula del partido y sus serviles entregaron las candidaturas de Morena a priistas y panistas, sin que éstos hayan renunciado a sus partidos, marginado con este hecho a la militancia a contender por un cargo de elección popular.
Ante este hecho ¿Qué actitud asumió la militancia? Para algunos militantes, la frustración y el coraje fue la respuesta, sin llegar a manifestarse en una lucha organizada para enfrentar a los arribistas; otros más, desilusionados, simplemente decidieron separarse y alejarse del partido y la actividad política; a otros no les quedó más que el innoble e indigno papel de plegarse a la campaña electoral de uno de los candidatos impuestos, con el propósito de obtener algún beneficio; unos cuantos más decidieron cambiar de partido, con el sólo propósito de ser candidatos; pocos son los militantes que han emprendido la lucha por rescatar al partido y reencauzar su rumbo al objetivo original: impulsar “la cuarta transformación”
La imposición de candidatos ha sido posible por la falta de organización y unidad de la militancia de base, lo cual se explica por el hecho de que al constituirse Morena como partido político, la mayoría de sus fundadores fueron seguidores y simpatizantes de AMLO, sin ninguna experiencia partidista, carentes de formación política y principios sólidos, razón por la cual aquellos “militantes”, que se ostentaban como los más fervientes seguidores de AMLO y la 4T, cuando no consiguieron la candidatura a un cargo público decidieron apoyar a otros candidatos, incluso del PAN, el más acérrimo enemigo de los trabajadores asalariados. Por esta falta de organización y unidad de la militancia de base es que el partido rápidamente fue infiltrado y controlado por los políticos “profesionales” del PRI, el PAN y militantes de otras agrupaciones políticas, los cuales mantienen secuestrado y fracturado a Morena.
En el caso particular de Naucalpan y el Estado de México, los responsables del desastre tienen nombre y apellido, aunque a algunos compañeros y compañeras les cause escozor la mención de dichos nombres. En este caso, las preguntas obligadas que los militantes conscientes deben responder son: ¿Están de acuerdo con la imposición de candidatos? ¿No les indigna que Montoya y sus lacayos se burlen de la militancia, al imponerles candidaturas de priistas y panistas? ¿Que Daniel Serrano, “el puro”, trafique candidaturas, y que el Consejo Nacional, los Consejos Estatales y la Comisión Nacional de Elecciones se burlen de la militancia haciéndoles creer que las candidaturas son definidas por consenso o por encuesta? ¿que la militancia acuda al llamado de la convocatoria, emocionada e ilusionada, a registrar su precandidatura, previo un engorroso trámite de papeleo de varias horas y días, para que al final todo haya sido una tomada de pelo, toda vez que las candidaturas ya estaban definidas y apartadas para aquellos que pudieron comprarlas con dinero o con favores?
Ante las imposiciones ¿Qué hacer? ¿Hay alguna salida? Desde luego que sí la hay, hoy la alternativa es impulsar la lucha organizada de los militantes, es decir, necesitamos unirnos, no en torno a personas, sino en principios y acciones concretas, la unidad debe tener por base las tres sentencias en las cuales están sintetizados los principios político-ideológicos de Morena: “No mentir”, “No robar” y “No traicionar al pueblo”. La tarea política es agruparnos en una corriente de pensamiento crítico y aspirar a convertirnos en la conciencia política de Morena en Naucalpan. Como militantes críticos que impulsamos un cambio verdadero tenemos el deber de combatir las prácticas clientelares, las imposiciones, los acuerdos cupulares y demás conductas que dañan y lesionan al partido, amenazándolo con destruirlo como alternativa de lucha popular.
Debemos rescatar a Morena para que este sea el espacio de discusión y análisis de la militancia, una escuela en donde se eduque y prepare a la militancia para la acción política. Morena como entidad pública no es patrimonio de unos cuantos, es de la ciudadanía y los militantes, así lo determina la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
