Al constituirse morena como partido político nacional, se propuso como eje central la transformación democrática del país, es decir, impulsar un cambio verdadero y rescatar a México de la mafia que lo mantiene secuestrado. Para ello, era y es necesario impulsar la Revolución de las Conciencias con el propósito de luchar por la Cuarta Transformación, por la Cuarta República.
Así llegamos a nuestra primera elección, como partido político en 2015, en la que, si bien es cierto que las y los candidatos en su mayoría eran de morena, también es cierto que éstas y éstos fueron impuestos, y no obstante esto, la mayoría de los militantes tuvimos que apechugar, bajo el argumento de que esta elección era de sacrificio para salvar el registro, pues la mira estaba puesta en la elección de 2018 en la que se elegiría al presidente de la República.
En la elección de 2018, de nueva cuenta la mayoría de las candidaturas se impusieron, y los militantes de base nuevamente tuvimos que apechugar, pues ahora el objetivo central era llevar a Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la República, objetivo que se logró de manera contundente. En esa elección de 2018 vimos como los políticos “chapulines” saltaron a morena, viendo que ésta agrupación política se perfilaba como la gran triunfadora en las elecciones.
Para la elección de 2021, por enésima ocasión se da la imposición de candidatos, ahora de una manera más abierta y descarada. Sin el más mínimo pudor, la cúpula del partido y sus lacayos entregaron las candidaturas de morena a priistas, panistas y perredistas, aún sin que estos hayan renunciado a sus partidos, marginando con este hecho a la militancia de base de morena en su legítimo derecho de postularse para un cargo de elección popular; para evitar la mínima participación de la militancia en asambleas aprovecharon la pandemia para repartirse las candidaturas como si se tratase de un botín.
Ante la imposición de candidaturas, la actitud que la militancia asume es muy disímbola, lo cual, desde luego que es entendible.
Para algunos militantes, ante las imposiciones, la frustración y el coraje es la respuesta, sin llegar a manifestar este coraje en una lucha organizada para enfrentar a los mercenarios de la política; otros militantes desilusionados simplemente deciden separarse del partido y alejarse de la actividad política; a otros no les queda más que el innoble e indigno papel de plegarse a la campaña electoral de uno de los candidatos impuestos, con el propósito de obtener algún beneficio, aunque sólo sean migajas; otros más toman la decisión de cambiar de partido, con el sólo propósito de ser candidatos; pocos son los militantes que plantean dar la lucha por rescatar al partido, por reencauzar su rumbo, que es lo mínimo que deberían de plantearse como militantes con conciencia política.
En el caso del Estado de México, y en particular de Naucalpan, los fundadores y militantes de base de morena, deben responder unas preguntas obligadas: ¿Están de acuerdo con las imposiciones de candidaturas?
En verdad ¿no les indigna que Montoya y sus lacayos se burlen de la militancia, al imponerles candidaturas de priistas, panistas y perredistas?
¿Que Daniel Serrano, “el puro”, venda candidaturas, y que el Consejo Nacional, los Consejos Estatales y la Comisión Nacional de Elecciones se burlen de la militancia haciéndoles creer que las candidaturas se definirán por consenso o por encuesta, y que la militancia acuda al llamado de la convocatoria, emocionada e ilusionada, a registrar sus precandidaturas, previo un engorroso trámite de papeleo de varias horas y días, para que al final todo haya sido una tomada de pelo, toda vez que las candidaturas ya estaban definidas, ya estaban apartadas para aquellos que pueden comprarlas con dinero o con favores?
¿En verdad esto no les indigna, no les molesta, no les enoja? ¿se van a quedar cruzados de brazos viendo como morena se aleja cada vez más de la lucha popular, para convertirse en el nuevo partido hegemónico, a la usanza y al viejo estilo del PRI?
En este último caso, nosotros, en Construyendo Conciencias, hemos asumido la tarea de agruparnos en una corriente de pensamiento crítico.
Aspiramos a convertirnos en la conciencia política de morena en Naucalpan, creemos que es nuestro deber combatir las prácticas clientelares, las imposiciones, y todas aquellas conductas que dañan y lesionan a morena y que, además, amenazan con destruirlo como una opción de lucha popular.
Por lo antes expuesto hacemos un llamado a organizarnos en Naucalpan, a dar la lucha por rescatar a morena de los que lo mantienen secuestrado, hacemos un llamado a todos los militantes de base, a todos aquellos compañeros y compañeras que fundaron morena o que se han venido integrando, todos con la esperanza de encontrar en esta agrupación una alternativa de organización honesta y consecuente para conquistar las más caras y nobles aspiraciones para el pueblo y nuestro país.
Debemos rescatar a morena para que sea el espacio de discusión y análisis de la militancia, una escuela en donde se eduque y prepare a la militancia para la acción política.
Debemos recordar que morena, como entidad pública, no es patrimonio de unos cuantos que actúan como caciques, morena le pertenece a las y los militantes de base, a la misma ciudadanía, así lo determina la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
