SANTIAGO TEPATLAXCO, UN PUEBLO DE NAUCALPAN

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por Mariana Jacinto y César Ortega

Santiago Tepatlaxco es un pueblo otomí ubicado en el poniente del municipio de Naucalpan de Juárez, rodeado de zonas boscosas, con un territorio extenso y fértil y manantiales de agua que abastecen a su población.

Este pueblo no es el mismo de ayer. Hablar de su historia implica, por lo general, hablar de supervivencia pues en sus inicios no contaba con una gran población, eran pocas familias las que lo habitaban. Su alimentación se basaba en los cultivos de las milpas, en la crianza de animales y en la recolección de hongos y plantas. Como se puede notar su alimentación era brindada por su territorio.

En relación a la cuestión cultural, Tepatlaxco ha ejercido una cultura basada en los presupuestos de la religión católica, misma que se entrelaza con sus habitantes. Caracterizada por el diseño y elaboración de portadas y ermitas con diferentes materiales, que son muestras de ofrenda en diferentes festividades religiosas del pueblo; sus tejidos se ven plasmados en los ayates y servilletas que son parte de su entramado cultural.

Referente a la organización sociopolítica, también han surgido cambios, no obstante la característica que ha permanecido es la auto organización, es decir, ha ejercido un gobierno más o menos autónomo; ha creado su canal de agua potable, drenaje y alcantarillas; ha construido sus caminos y calles. Para lograr todo esto ha constituido diferentes comités de organización, tales como: comité de agua, jefes de barrio, pequeña propiedad, comisaria ejidal, fiscales, entre otros.

La construcción política y cultural de Tepatlaxco es un proceso que se encuentra en el dilema de ¿hacia dónde ir? Por una parte la esencia de nuestro pueblo otomí sigue vigente, sus relaciones comunitarias, su forma de organización, las tradiciones permeadas, la lengua conservada todavía por algunos de sus habitantes y la condición geopolítica (periférica); por otra, la cultura moderna dominante con la espada del capitalismo depredador desenvainada. Si se opta por la primera opción se tienen que fortalecer y acrecentar sus lazos comunitarios y su distinción cultural, así como reivindicar la dignidad del pueblo otomí, su territorio y la madre tierra, signo inmemorial de los pueblos originarios, luchando en comunidad por el bien de todos, profundizando la participación democrática, afirmando los principios de vida.

Si opta por la última opción, en lo inmediato perderá su identidad como pueblo originario, se irá asemejando cada vez más a colonias urbanas populares que la avecindan, en donde permean el individualismo y la competencia.

Es la modernidad y el capitalismo quienes han traído muchos problemas a los pueblos periféricos, la cultura predominante del consumismo enajena y divide a las personas, toda vez que el sistema económico capitalista explota el trabajo humano y domina la naturaleza, a tal grado que amenaza con la extinción de la vida en la tierra. El pueblo de Santiago Tepatlaxco de seguir el horizonte de la modernidad capitalista se verá atrapado en su laberinto en el cual no hay retorno.

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