SOBRE LA NECESIDAD DE LA ORGANIZACIÓN

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por Antonio Tovar León

INTRODUCCIÓN

Al observar la realidad de nuestro país podemos percibir a simple vista la existencia de toda una serie de problemas tales como la pobreza, el desempleo, los bajos salarios, la inseguridad, la corrupción, la impunidad, los fraudes electorales, males todos estos que afectan a la mayoría de los mexicanos, sobre todo a los trabajadores del campo y la ciudad, los sectores más vulnerables.

Ante esta situación nos preguntamos ¿Qué hacer? ¿Hay alguna solución a estos problemas? ¿Existe alguna salida a esta situación? A esta última interrogante contestamos que sí hay salida, hoy la alternativa es impulsar la lucha organizada de nuestro pueblo. Y aquí debemos plantear el problema de la organización.

¿Qué entendemos por organización? ¿Qué tipo de organizaciones hay?

Al abordar el problema de la necesidad de la organización popular, debemos partir del hecho de que nuestra labor principal consiste en organizar y unir a todos aquellos individuos (el pueblo), que de una u otra forma han manifestado su descontento con el actual estado de cosas.

Ahora bien, por organización podemos entender la unidad de un conjunto de recursos humanos y materiales para lograr un determinado objetivo. De estos dos elementos de la organización, lo más importante son los recursos humanos debido a que estos son los que aportan los recursos materiales que producen en su actividad social. Sin el concurso de los seres humanos no pueden fluir al proceso organizativo los recursos materiales.

Todo hombre debe aportar de sí mismo a la organización dos elementos: su voluntad y su capacidad. De estos elementos el fundamental es la voluntad, por la siguiente razón: una persona puede poseer muchas de las capacidades que el proceso de lucha exige para cumplir con sus tareas, pero, esto de nada sirve si no tiene la voluntad de emplearlas para lograr los objetivos de la organización. Por el contrario, si una persona tiene la voluntad de aportar a la organización, aunque sus capacidades sean limitadas, estará en la posibilidad de desarrollarlas, de aprender.

Algunos de los objetivos que todo movimiento democrático se plantea, pueden y deben ser:

  • Conquistar la solución de las demandas inmediatas del pueblo; lograr la elevación del nivel de vida material y espiritual de las masas trabajadoras.
  • Conocer, ejercer, defender y ampliar las garantías individuales, los derechos sociales y las libertades políticas.

Al determinar los objetivos, que la organización se propone alcanzar, surgen de manera inmediata las siguientes cuestiones: ¿Es posible conquistar dichos objetivos al seno del sistema capitalista, sin pretender modificarlo? o, por el contrario ¿Debemos luchar por transformar el orden social capitalista, para así poder acceder a los objetivos planteados? De las respuestas que demos a estas interrogantes dependerá, en gran medida, el tipo de organización que necesitamos.

Si lo que pretendemos es la solución a las demandas inmediatas de: más y mejores empleos con salarios bien remunerados; hospitales y clínicas que atiendan las enfermedades y la salud de la población de escasos recursos económicos; escuelas públicas, a nivel medio y superior, para jóvenes, hijos de trabajadores, que no pueden pagar una escuela particular; vivienda digna para el pueblo; respeto a los derechos humanos de la población, etcétera, —no necesitamos un partido político, para ello bastaría con alguna organización social, tales como los sindicatos, federaciones y confederaciones, de trabajadores y campesinos; las asociaciones civiles, las sociedades cooperativas, las ONGs, etcétera.

Por el contrario, si lo que perseguimos es la transformación democrática del país, el cambio en el modelo económico de la sociedad, necesariamente se requiere cambiar su estructura económica, y para ello, necesitamos luchar por la conquista del poder político, y para lograr esto último una organización social no es suficiente.

Para que el pueblo conquiste el poder político, necesita tener en sus manos el instrumento de lucha adecuado: el partido político. Aquí no vamos a entrar en discusión sobre qué tipo de partido político u organización social requiere el pueblo, pues el objetivo del documento no es ese.

En lo inmediato, lo que sí podemos afirmar es lo siguiente: El papel que deben desempeñar las organizaciones democráticas, tanto sociales como políticas, al organizar y movilizar a las masas populares, —para luchar por sus demandas inmediatas— es el de crear en ellas la conciencia de la necesidad de luchar por los intereses que garanticen su porvenir, por sus intereses futuros, históricos. Se trata de transmitir a nuestro pueblo explotado la visión materialista de la historia, hacerlo consciente de que es él quien hace la historia, desde luego, bajo las condiciones y circunstancias con las que se encuentra.

La combinación correcta entre la táctica y la estrategia, según el marxismo, consiste en aprovechar las pequeñas escaramuzas en los períodos de relativa calma, del desarrollo pacífico, a lo largo de décadas para preparar y organizar las fuerzas populares; para vigorizar la conciencia de clase del pueblo; para crear las condiciones subjetivas que le permitan actuar con éxito en los periodos de las batallas decisivas, de cambios violentos, revolucionarios, en los tiempos brevísimos que equivalen a décadas de desarrollo pacífico.

La organización democrática es una escuela que educa al pueblo en los menesteres de la lucha por los cambios históricos. Conduce al pueblo de su conciencia “en sí” a su conciencia “para sí”. Aquí se aprenden los principios de una educación política y se forman los hábitos de organización, de disciplina que se requieren para las acciones que decidirán, no sólo las demandas inmediatas actuales de la gente, sino también las necesidades del futuro, de las generaciones venideras.

Concebimos la organización de masas (social) a aquella que incorpora a gran parte del pueblo inconforme a la lucha por las reivindicaciones inmediatas de todo el pueblo, que desarrolla sus acciones, amparada en el marco constitucional y, a través de ello, arribar a la lucha por las libertades políticas.

Las organizaciones de masas pueden constituirse en un solo sector o bien tener un carácter multisectorial, es decir, nutrirse de gente proveniente de varios sectores.

El objetivo central que persigue la organización de masas es aglutinar y movilizar el mayor número posible de gente descontenta en torno a demandas, meramente económicas o sociales: empleo, salario, vivienda, educación, salud, derechos humanos.

De esta manera, si las condiciones lo permiten, se puede estructurar una organización de masas en una zona o sector en torno a alguna o varias demandas muy sentidas. Si esto no es posible es preciso ser creativos y lograr el mismo objetivo a través de la apertura de una multiplicidad de frentes de trabajo (o instancias de contacto en el pueblo) que se basan en el impulso de las diversas demandas de los diferentes sectores.

La organización política se estructura al seno del pueblo y está conformada por el conjunto de compañeros más destacados, que han adquirido la conciencia de la necesidad de luchar por los cambios históricos en nuestro país y que cumplen funciones de dirección al seno de las organizaciones de masas tales como planificar su trabajo, movilizarlas y proporcionar la educación política a sus militantes.

Aquí es necesario señalar la importancia que reviste el poder diferenciar la lucha por las demandas económicas y sociales del pueblo y la lucha por la conquista del poder político. El no diferenciar estas luchas nos puede llevar a confundir las funciones de una organización de masas y una agrupación política. Por el contrario, el tener claridad de las funciones, tanto de la organización social como de la política, nos permitirá plantear la lucha del pueblo, al mismo tiempo, en el terreno económico, político e ideológico, sin separarlas unas de otras. De no hacer esto último, la lucha de la organización puede quedarse en las demandas, sociales y económicas, a los patrones y gobiernos en turno, sin que exista la garantía de que estas sean cumplidas y, con ello, se estaría condenando al pueblo a renunciar a su derecho, legítimo y natural, de conducir su destino, a decidir sobre su vida presente y futura.

En función de lo anterior, decimos que todo militante de la organización política es miembro de las organizaciones de masas, pero no todo integrante de las organizaciones de masas es militante de la organización política.

En las organizaciones democráticas, tanto de masas como políticas, existen tres niveles de participación: militancia, colaboración y simpatía.

  • Simpatizante: Es un compañero que se identifica con los planteamientos y la práctica de la organización y, como resultado de ello, participa en las actividades aun cuando no ha establecido un compromiso formal.
  • Colaborador: Es quien acepta nuestros lineamientos y aporta elementos materiales, su disposición y capacidades, asumiendo un compromiso con la organización.
  • Militante: Es el compañero que conoce y ha aceptado por decisión libre, consciente y voluntaria nuestro lineamiento político y estatutos, y ha adquirido el compromiso de regirse por ellos en la práctica política bajo la dirección de la organización.

Partiendo de estos criterios generales y de la propia experiencia, podemos decir que quien se plantee contribuir conscientemente a la creación de las condiciones subjetivas para la transformación profunda de nuestra sociedad, debe seguir un método que abarque los siguientes pasos:

  1. Elección de la zona o sector del pueblo donde se pretende organizar. Esta elección se hace en función de las necesidades del movimiento popular en general y de las necesidades y capacidades de la organización política en particular.
  2. Análisis del lugar elegido (zona) así como del sector del pueblo involucrado en él. El análisis geopolítico abarca los siguientes aspectos:
    • GEOGRÁFICO: Ubicación; orografía; hidrografía; vías de comunicación.
    • HISTÓRICO: Antecedentes; núcleos de población originarios; situación durante la colonia: participación en la lucha independentista; situación durante el siglo XIX y durante el Porfiriato; participación en la Revolución; época moderna.
    • ECONÓMICO: Actividades principales; industrias representativas; principales fuentes de ingreso (salarios); participación en la economía regional y nacional.
    • SOCIAL: Índices demográficos; índice de pobreza; índice de escolaridad (centros de estudio, número de escuelas); indicadores de salud (mortalidad, morbilidad, servicios existentes); vivienda; servicios públicos (transporte, limpia, alumbrado, agua potable, drenaje, seguridad, etcétera); nivel de ingresos.
    • POLÍTICO: Fuerzas políticas; tradiciones de lucha; relación entre las fuerzas políticas; sindicatos (número de agremiados, filiación política); influencia de las organizaciones; nosotros (capacidad e influencia en número de miembros, colaboradores y simpatizantes); nuestros enemigos, amigos, neutrales (fuerzas); atención de las dependencias de gobierno (visitas de autoridades y candidatos, ejército).
    • CULTURA: Centros recreativos; tradiciones y costumbres; religión; número de maestros en el estado y en la región; museos.
  3. Formulación de un plan de trabajo. Incluye:
    1. Formulación de objetivos y tareas; y
    2. Programación en el tiempo de las actividades.
  4. Darle dirección al movimiento y lograr estructurarnos al seno del pueblo, impulsando una vida orgánica. Este aspecto se concreta al crear comités y equipos de trabajo a la par de involucrar a toda la gente en la denuncia, la agitación, la movilización y el accionar político para la solución de sus demandas inmediatas.

La formación de comités y equipos de trabajo con gente interesada en luchar por resolver las necesidades de sus compañeros de trabajo, comunidad, escuela, colonia, tiene como objetivo establecer un mecanismo de contacto con el pueblo, una alternativa de participación para la gente, un espacio que nos permita relacionarnos y convivir con el pueblo, un espacio para conocer a la gente y reclutarlos para la actividad política.

El camino a seguir depende del estudio que hayamos hecho y puede tener miles de formas. Pero podemos decir, en general, que pueden ser de dos maneras:

  1. Integrarnos a los esfuerzos organizativos emprendidos por la misma comunidad, o bien,
  2. Impulsar por cuenta propia una alternativa de organización para nuestro pueblo.

En el primer caso, la tarea es asumir la dirección de la instancia organizativa existente y, en el segundo, desarrollar el trabajo desde el establecimiento de la relación hasta consolidar el equipo de trabajo.

En el primer caso bastará a veces con sólo dar dirección, la orientación política al colectivo de la gente y, en otros, una lucha o un proceso de homogeneización. En el caso de impulsar un proyecto propio, es nuestro deber transmitir al organismo creado nuestro lineamiento y nuestro estilo de trabajo.

La estructuración de la organización de masas atraviesa un proceso de lo simple a lo complejo que va desde la realización de asambleas generales y periódicas hasta la formación de comisiones que se especializan en ciertos aspectos de la labor de la organización (prensa y propaganda, gestoría, finanzas, formación y capacitación, etcétera).

  1. Elaborar un lineamiento político que guíe el accionar de la organización. Sus características deben ser:
  2. Ser asequible a las masas.
  3. Contener un análisis histórico, un estudio de la realidad actual y, ante todo, plantear claramente los objetivos, tareas y bases políticas de la organización.
  4. Desarrollar a los elementos que, por su interés y disposición, destacan en el seno de la organización de masas y que además aceptan nuestro lineamiento político y tienen la voluntad de desarrollar una práctica política regida por este. Dichos compañeros empiezan a asumir la dirección de la organización de masas, se convierten en candidatos de la organización política —atravesando por un proceso de formación— para formar parte de ésta de acuerdo con la metodología para la construcción de nuestros militantes.
  5. Vincular nuestras organizaciones de masas al conjunto del movimiento popular para lo cual debemos partir de una definición clara, de una política de alianzas que contemple la alianza estratégica con organizaciones o individuos, cuyos principios y lineamientos coincidan con los nuestros, que se concretiza en el establecimiento de una coordinación amplia y homogénea y, la alianza coyuntural con diversas fuerzas políticas, con las que, si bien no coincidimos plenamente, podemos marchar juntos con la finalidad de buscar soluciones a las demandas comunes.

PRECISIONES GENERALES

La organización democrática debe desarrollarse armónicamente, garantizando la formación integral de sus militantes en los aspectos teóricos y prácticos.

Es un error de concepción, es decir, un error político-ideológico, el confundir una organización de masas con un círculo de estudios, pues este es un grupo de individuos que se reúne para formarse teóricamente. Sin embargo, la teoría necesariamente debe fundirse en un accionar concreto al seno de las masas. No cumplir con este requerimiento conduce a sus participantes a no adquirir una práctica consecuente y la capacidad de aplicar la teoría a la realidad concreta.

De igual manera podemos irnos al otro extremo y caer en el practicismo, reduciendo la participación de las masas a una corporativización, ya que es muy fácil movilizar condicionando, buscando beneficios o intereses de un pequeño grupo.

27 de abril de 2014

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